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Todo fue a la carrera antes de quedarse en casa

Habitantes de Antioquia madrugaron hoy para abastecerse. Es momento de acatar la medida de cuarentena.

  • Los supermercados locales presentaron congestiones por la demanda. FOTOS EDWIN BUSTAMANTE
    Los supermercados locales presentaron congestiones por la demanda. FOTOS EDWIN BUSTAMANTE
20 de marzo de 2020
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Los vecinos de la cuadra madrugaron a apostar los últimos números de la lotería antes de la cuarentena. Frente a una modesta fila de cinco personas, Rubi Gómez, vendedora de chance desde hace 15 años en Castilla, recordó que las ventas empezaron a la baja desde el inicio de la emergencia por el coronavirus: “Tocó trabajar hasta las 6:00 p.m. y mirá la soledad que hay, la calle está vacía”.

El sector al que se refiere Rubi es la carrera 68 de la comuna 5 de Medellín, en donde el comercio no se había detenido ni siquiera pocas horas antes de iniciar la Cuarentena por la Vida decretada por el gobernador Aníbal Gaviria.

Los habitantes salieron desde temprano a surtir la despensa, pasaban con sus bolsas llenas de víveres y hasta con la canasta de huevos al hombro. Algunos salieron a cortarse el pelo en las barberías y los maniquíes de ropa seguían exhibidos en las aceras.

El jueves en la noche, Gaviria y el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, confirmaron en una alocución televisada el decreto de una cuarentena en la jurisdicción del departamento entre las 7:00 p.m. de ayer y las 3:00 a.m. del martes 24 de marzo, por lo cual quedó prohibida la circulación de personas y vehículos para contener la propagación del covid-19.

“¿Que si tenemos alcohol? Ojalá. Llevamos una semana sin venderlo”, contó Andrés Durango, quien atiende en la Droguería Bulevar la 68. Dijo que la gente madrugó a comprar acetaminofén y pañales para los niños. La pregunta que no faltó: ¿tiene antiséptico o antibacterial?.

Wilmar Jaramillo, vendedor ambulante, acomodó su puesto durante la mañana frente a uno de los supermercados más grandes del barrio. La fila se extendía por casi dos cuadras y solo permitieron el ingreso en grupos de a 20 personas. A las 5:00 p.m regresó a su casa. Hay que cuidarse la salud, dijo Wilmar y atender el llamado de las autoridades. Volvería a las calles de Castilla, como suele hacerlo, el martes en la madrugada, porque en esta época de ventas en saldos rojos hay que salir de nuevo a trabajar.

Precios de trampolín

Los volquetas y camiones llegaron a primera hora a la Central Mayorista de Itagüí, en donde los visitantes se hicieron lugar entre laberintos de canastas, cajas, contenedores y operarios descargando mercancías a los locales.

La venta de antibacterial estaba disparada, los quioscos anunciaban cada tarro a $15.000-el precio tachado y remendado varias veces-. “Me trajeron una caja para vender alcohol de 500 mililitros a $15.000, cuando la semana pasada vendía cada frasco a $2.000”, apuntó una de las vendedoras.

Aunque esperaba encontrar los precios disparados, Alexander Giraldo, dueño de una distribuidora de mangos, encontró que en la mañana de este viernes todo estaba más barato. Antes de la orden de cuarentena, dijo, un kilo de naranja o limón le costaba casi $5.000. Ayer valía $3.000, quizás, mencionó Giraldo, porque algunos dueños de supermercados optaron por no abastecerse más ante las dudas sobre cómo transportar los alimentos este fin de semana.

Dora Molina, quien desde hace 20 años trabaja en La Mayorista vendiendo pepino y pimentón, contó que la última semana “vino más gente de lo normal, se querían llevar de todo”. Este viernes, antes de la cuarentena, le pareció ver menos personas, “porque seguro ya muchos tienen suficiente comida almacenada”.

En un pequeño carro blanco viajaron, desde el corregimiento de Santa Elena, los frailes de la comunidad religiosa de la Iglesia católica apostólica brasileña, que hoy atienden en Medellín una fundación y un seminario. Visitan la central cada ocho días, pero este viernes encontraron más tránsito y congestión.

“A mí, por ejemplo, me cobraron todo duplicado. Una lechuga a $3.500 cuando vale $2.000”, mencionó la visitante Esperanza Sepúlveda.

En el Euro de La Mayorista las hileras de carritos le daban la vuelta a las cajeras. Carlos Jaramillo, gerente general del supermercado, indicó que desde el miércoles alcanzaron incrementos en la demanda del 300%, con altos esfuerzos para atender la operación.

En Sabaneta, a eso de las 6:30 p.m., pocos negocios faltaban por cerrar, pero en las tiendas y otros supermercados se represaron las filas.

En la tarde, la Alcaldía de Medellín suspendió el pico y placa para facilitar el retorno a los hogares antes de las 7:00 de la noche. Las principales salidas viales de la capital antioqueña colapsaron por el alto tráfico vehicular, mientras el helicóptero de la Policía sobrevolaba las comunas.

Antes del inicio de la cuarentena, las autoridades de Sopetrán y Santa Fe de Antioquia manifestaron su preocupación por el desplazamiento de personas de Medellín a estos municipios. Por ello, cerraron la entrada a ambas localidades a partir de las 7:00 p.m.

No son vacaciones

La Alcaldía de Medellín anunció también que los centros comerciales populares, propiedad del Municipio, prestarán servicio de lunes a sábado, de 8:00 a. m. a 4:00 p.m. Para garantizar su bienestar durante el aislamiento, los beneficiarios del subsidio Colombia Mayor podrán cobrar anticipadamente tres meses.

“La cuarentena no era para irse de vacaciones, es para cuidarnos de una pandemia. Les recuerdo que hay puestos de control a la entrada y salida de los municipios de Antioquia”, expresó el alcalde Quintero,

El gobernador Gaviria, por su parte, enfatizó en que se aumentará en un 40% la capacidad instalada en Unidades de Cuidados Intensivos. La FLA, además, avanza en la producción de 146 toneladas de alcohol antiséptico.

Mientras tanto, en Laureles, el domiciliario Sergio Giraldo esperaba a las afueras de un supermercado para tratar de ordenar los pedidos.

La mayoría iba en el mismo sentido: enlatados, pan, arepas, papel higiénico. Pero de estos productos ya no había en los estantes, a pesar de que las solicitudes de domicilio estaban a reventar. Muchas personas, dijo Giraldo, sí se quedaron en casa

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