El desarraigo y la incertidumbre de un viaje que parece eterno son las penas que, en lo que va del año, han padecido los 13.000 niños que pasaron por Necoclí. A esas penas, como si fuera poco, se le han sumado los problemas de salud. Los menores, haitianos en su mayoría, permanecen semanas en el Urabá antioqueño, a merced de las lluvias, el viento costero y el agua no apta para el consumo. Por eso, de las 60 consultas que cada día recibe el Hospital San Sebastián de Urabá, el 60% corresponde a niños. Es decir, cada día, 36 niños migrantes tocan las puertas de la institución de salud.
La Federación Internacional de la Cruz Roja anunció ayer que por el Urabá antioqueño han pasado 70.000 migrantes en lo que va de 2021. La tragedia toma mayor relevancia cuando se mira de cerca: solo en mayo, cuando fueron 25.000 los migrantes que pasaron por Necoclí, se superó la cifra de viajes de todo 2016. O sea, el fenómeno ha crecido a grandes pasos.
En este momento, son los niños quienes más padecen los rigores de la migración. Hoy, según la Personería de Necoclí, hay 4.000 personas acampando en la playa. Ahí duermen, en carpas exiguas que, con esfuerzo, los cubren de las lluvias. “Hacen sus necesidades ahí mismo y cocinan con agua que no es potable”, explicó el personero Wilfredo Menco.
Esas condiciones rudas, más el prolongado tiempo que pasan en el pueblo, varados por no poder atravesar el Darién, se han traducido en salpullidos y enfermedades respiratorias y gastrointestinales. “El hospital ha tenido que atender, en su mayoría, a niños que llegan con diarrea. Las infecciones respiratorias también los han golpeado, pero en menor medida. La principal causa es la falta de higiene en la que están viviendo. Además, están hacinados”, comentó el personero.
Desde la Secretaría de Salud municipal advirtieron que la Cruz Roja está atendiendo a 60 personas diarias en el muelle. Es decir, en cada jornada, entre el hospital y este punto de atención, son 120 los migrantes que consultan. De ellos, unos 72 son menores de edad.
El segundo lugar, dijo el personero, se lo llevan las madres gestantes: “Ellas son las segundas que más están consultando. Básicamente, tienen los mismos problemas de los niños. Casi todas presentan cuadros diarréicos”.
El asunto no tiende a mejorar. Según trascendió de la última reunión de las autoridades, en el pueblo hay 16.800 migrantes esperando para atravesar el Darién. La cifra había bajado hace unas semanas a 11.000, pero, ante la imposibilidad de llegar a Panamá, han tenido que optar por quedarse en Necoclí y posponer, de manera forzosa, su periplo hacia Estados Unidos