La primera junta directiva del parque Arví del año 2024, que está prevista para este martes al mediodía, promete ser entretenida, porque se estrenan los miembros que hacen parte de las administraciones entrantes en el Departamento y el Distrito de Medellín, y porque además habría una confrontación de cifras para saber a ciencia cierta si la corporación que administra esa reserva natural tiene o no futuro.
El punto de partida para los directivos de la Corporación Parque Arví no es fácil, pues en 2022 las pérdidas acumuladas ascendían a $11.877 millones y fueron subsanadas con recursos de caja y aportes de los socios, pero un año después vuelve y registra $1.555 millones en rojo y la propuesta sería subsanarlos tanto con recursos provenientes de la atención de visitantes en el mismo parque, de convenios que logren captar y de nuevos aportes de los asociados. El presupuesto calculado para este año es de $8.800 a $9.000 millones, pero solo la mitad está financiado.
Eso quiere decir que no será fácil el primer desafío del director ejecutivo de Arví, Víctor Arbeláez, que es convencer al secretario de Hacienda de Antioquia, Eugenio Prieto; a la secretaria de Medio Ambiente de Medellín, Ana Ligia Mora; al secretario de Hacienda Distrital, Orlando Uribe, y a la directora del Área Metropolitana, Paula Andrea Palacio, de que este no es un barril sin fondo y que vale la pena invertir en la organización.
Cuando EL COLOMBIANO le preguntó por los resultados del año pasado, Arbeláez destacó que el parque sigue cumpliendo con su objeto misional que es “el cuidado del territorio y el apoyo en material cultural, educativa, turística y ambiental”, a pesar de la crisis financiera y reputacional que afrontó el año pasado. Con esto se refería a la reducción de los aportes y la mala relación de la administración de Daniel Quintero con el sector privado, por lo que se fueron tres asociados –la Cámara de Comercio, Eafit y la cooperativa Interacturar– igual que al ruido mediático ocasionado por el nombramiento del anterior director, Juan Valdés, señalado de presunto acoso laboral.
Además, hizo referencia a que el parque recibió más de 110.000 visitantes entre diciembre y enero, incluyendo tanto los espacios que maneja directamente la corporación como los que están bajo la tutela de las cajas de compensación Comfama y Comfenalco. Sin embargo, en su respuesta no matizó los cálculos según los cuales de cada 100 personas que llegan a ese remanso de naturaleza, 15 van para Comfama, 13 para Comfenalco, solo 7 se quedan haciendo uso de los servicios de Arvi y el resto, o sea otros 65, representan un potencial no aprovechado porque pasan sin consumir los servicios ofrecidos.
No obstante, los libros contables no parecen favorecer a Arbeláez en el propósito de presentar buenos resultados, porque si bien las líneas gruesas del balance de 2023, al cual tuvo acceso esta casa editorial, no muestran una situación tan calamitosa, al analizarlo a fondo se develan los que serían problemas que, en concepto de algunos expertos, llegarían a comprometer la viabilidad de la entidad.
Los activos pasaron de $5.639 millones en 2022 a $6.110 millones en 2023, lo cual a simple vista es un avance. Solo que al descomponer ese guarismo, el componente de “efectivo y equivalentes en efectivo restringido” representa $4.537 millones y se trata de un monto recibido por los proyectos de mantenimiento de cerros tutelares y de invernaderos, los cuales tienen dos problemas: que a Arví solo le quedan del 10% al 15% por administración y que luego se deducen en buena medida, en la casilla de pasivos, porque tuvieron que suspenderlos de común acuerdo debido a la falta de capacidad operativa. Eso quiere decir que el castigo vendrá en el balance de 2024.
Además, se muestra que el año pasado comenzó con $2.947 millones de dinero en caja, y este año solo lo hizo con $941 millones, de los cuales unos 600 millones se fueron en nómina y otros gastos de enero. Esa cifra unida a cerca de $140 millones que cuestan las cesantías que toca consignar en este primer periodo más 270 millones de cuentas actuales por pagar a proveedores significa que de nuevo la corporación tendrá que empezar a tragar saliva para definir de dónde saldrá el salario de los trabajadores en febrero.
Por definición, una entidad se considera inviable cuando sus pasivos son mayores que sus activos y esa parece ser la situación de Arví.
En 2023 sus pasivos subieron de $3.393 millones a $5.440 millones, pero en el papel el patrimonio aumentó en $444 millones al pasar de $5.876 a $6.320 millones a tope del 31 de diciembre, solo que hasta octubre la cifra era negativa en casi 500 millones y la salvó el ingreso de $1.420 millones de transferencias por contratos y aportes, que quedaron en los libros pero ya no existen en la realidad porque se fueron en funcionamiento.
De hecho, Arví no cuenta con ningún activo de importancia, como inmuebles, bienes durables o inversiones que le generen rentabilidad, y hasta los computadores que usan los 44 funcionarios del área administrativa son alquilados.
Más en detalle y con base en un derecho de petición que interpuso el representante a la Cámara Daniel Carvalho, se observa que Arví gasta más de lo que produce y que el año pasado casi ninguna de sus líneas de negocio cumplió sus metas. Por ejemplo, la tienda café había presupuestado facturar $800 millones y a 31 de octubre solo iba en la mitad; la agencia de viajes y turismo buscaba producir $850 millones pero para el décimo mes apenas llevaba $373 millones, un monto que si acaso cubría la nómina de esa área. Y las cifras no cambiaron significativamente en los dos últimos meses.
Los que mejor iban eran los conceptos de alquiler de baños, que tenía como meta $180 millones y llevaba $160 millones, y senderismo, que a pesar de tener activa apenas cerca del 40% de su capacidad, obtuvo $883 millones frente a $750 millones que se había propuesto, y esto querría decir que se trata de un potencial desaprovechado. Mientras tanto, aunque parte del sostenimiento es por los contratos que fluctúan, las 115 personas de planta están a término indefinido; los dos subdirectores que hay en la actualidad ganan cerca de $10 millones cada uno y el director, alrededor de 20 millones.
A inicios de diciembre, solo por vigilancia debían casi $50 millones y por la ambulancia que debe tener disponible de manera permanente, otro tanto, más $30 millones por alquiler de computadores.
Una fuente conocedora del tema indicó que esos resultados ponen en cuestión no solo el modelo de negocio de la Corporación Arví sino la gestión de varias de las últimas administraciones que ha tenido, pues faltaría promover más el tesoro que hay guardado en este bosque que le sirve de pulmón al área metropolitana.
El representante Carvalho va más allá al opinar que la salida para Arví pasa por “cambiar casi toda su cúpula y empezar de cero, porque no hay una viabilidad financiera”.
La junta de Arví está conformada por dos delegados del Distrito de Medellín, dos de EPM, uno de la Gobernación y uno del Área metropolitana. El Metro asiste con voz pero sin voto.