Una pregunta mal formulada, o mal digitada, como lo reconoció el comité evaluador del Tecnológico de Antioquia, llevó a que esta institución asumiera el error y les aprobara como correcta la respuesta a 53 de los 56 concursantes en la prueba de conocimiento para la elección del contralor municipal de Envigado.
Nada tendría de raro el cambio en la nota, que a todos favorece, si no fuera porque a los tres a los que no les cambió el puntaje, no solo tenían la respuesta correcta sino que son los que tienen los mayores puntajes y ocupan los primeros lugares.
Uno de los concursantes, que pidió no relevar su nombre y que está participando en tres convocatorias para el cargo de contralor, explicó que el nivel de dificultad del examen era de tal proporción que resulta improbable sacar 93 y 88 puntos de 100 posibles. En efecto, los porcentajes promedio de los admitidos están entre 60 y 65 puntos.
Días atrás la actual contralora de Antioquia, Elsa Yazmin González Vega, había oficiado al Tecnológico de Antioquia para manifestar su inconformidad ante “una serie de inconsistencias que se presentaron en la prueba de conocimientos realizada el domingo 7 de noviembre”.
Entre ellas, indicaba que varias preguntas estaban mal formuladas, carecían de opciones de respuesta o no estaban en consonancia con las temáticas referentes del control fiscal. Pero lo más grave de su denuncia es que “se logró evidenciar que una de las preguntas del cuestionario del cuadernillo al final de las opciones de respuesta traía consigo la elección correcta manifestando literalmente la respuesta correcta es la A”.
Con ese antecedente de reclamación, que los puntajes de los tres primeros hayan tenido tal excelencia en la calificación despiertan las dudas de otros participantes. “Uno insiste en estos procesos porque piensa que pueden ser correctos, pero lo que se ve aquí es que esto está arreglado para que a unos les vaya tan bien en el examen, que con las otras variables de la calificación no haya como tumbarlos”, dice el profesional que ocupa hoy un cargo en el sector público, gracias a un concurso de méritos que se ganó una década atrás.