Los cultivos de flores del país comenzaron a sentir los efectos económicos desde antes de que se declara la emergencia sanitaria y el aislamiento preventivo obligatorio en Colombia, como lo narra Marco Serna, un floricultor del Oriente antioqueño.
Para una industria que, según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, se sostiene en más de un 90 % de las exportaciones, el hecho de que otros países estuvieran en crisis era un mal presagio. Desde principios de este año los pequeños y grandes floricultores vieron reducidos los pedidos desde el exterior pero, aún así, mantenían la esperanza de recuperarse en el pico que se produce en abril por la Semana Santa.
El presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, Augusto Solano, expresó que “tenemos que sortear serias dificultades. De nuestro esfuerzo sectorial y gremial y direccionamiento estratégico depende el trabajo formal de 140.000 hombres y mujeres del país. En este sector nuestros clientes realizan los pagos a 30 o 60 días, razón por la que inclusive buena parte de las ventas de San Valentín aún no se han recibido”.
Mientras eso ocurre, la parálisis obligada en el país, la viven los cultivadores. “Empezaron a necesitar menos personas para trabajar en los cultivos. El personal que se había contratado para el pico de abril tuvo que ser despedido”, dijo Yadira Zuluaga, empleada de una empresa de cultivos en El Carmen de Viboral.
Lo mismo le ocurrió a Serna, en La Unión, que de tener varios trabajadores ahora solo tiene uno para que le siga haciendo mantenimiento al cultivo, porque aunque las ventas paren, los sembrados de flores hay que cuidarlos.
“Debemos continuar abonando, fumigando y cortando las hectáreas que ya están sembradas porque si no se pierde lo que ya viene en camino. Hay que arriesgarse pensando en que las cosas van a mejorar”, narró Serna.
En Sonsón, Yeison Orozco reporta que las ventas se han disminuido y que, aunque ellos no han tenido la necesidad de despedir trabajadores, se han visto obligados a implementar otras estrategias laborales como que los empleados vayan solo por días y no durante toda la semana.
Las composteras, donde se vacían desperdicios, están al tope, “esto es muy desolador, ver ahí todo el producto y sabiendo que vivimos netamente de esos cultivos es muy duro”, manifestó Serna.
Con un 80 % de mermas en las ventas, como lo reporta Yadira Zuluaga, temen que se pierda toda la cosecha .