El 16 de agosto, lunes festivo, la casona se estremeció; sus paredes se rasgaron. Todo sucedió en soledad, mientras los 350 niños y adolescentes que allí ven clases estaban descansando. Desde entonces, el colegio Alfred Binet, del barrio Buenos Aires, se quedó sin la sede que lo acogió durante 33 años. Ahora todo es incertidumbre.
La mala hora del colegio comenzó cuando, en un lote contiguo, comenzaron a construir un edificio de cinco pisos. Al parecer, la excavación provocó que la casa que ocupa el colegio, construida a comienzos del siglo XX, se agrietara y entrara en riesgo de colapso. El 17 de agosto, un día después de que las paredes se agrietaran, el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Medellín hizo una visita al lugar. La recomendación fue perentoria: había que evacuar.
Viviana Alzate es la coordinadora académica del colegio. Con resignación, cuenta que tuvieron que sacar todo lo de valor que tenían. En varios trasteos se llevaron los pupitres, televisores y computadores. Pero la casona, en sus lóbregos pasillos, aún alberga reminiscencias de los estudiantes: hay juguetes desperdigados por el suelo y dibujos colgados de las paredes.
Entonces, sin la casa, las directivas se vieron en la tarea de buscar un nuevo sitio con urgencia. Y lo encontraron. En la Institución Educativa Madre Laura les abrieron un espacio. Ahora, los 350 niños y jóvenes ven clases en lo que era un convento. Corren por los jardines en los que las religiosas se dedicaban a la contemplación.
Pese a la nueva sede, la coordinadora dice que viven en medio de la incertidumbre: “La constructora no ha entendido la dimensión de lo que es un colegio. Ellos dicen que van a arreglar la sede y nos la entregan en tres meses, pero eso no es así de sencillo. Nosotros tenemos que certificar ante la Secretaría de Educación que estamos en un sitio seguro para los niños y eso no lo vamos a lograr en tres meses”.
El temor de las directivas es que el plazo no se cumpla. Entonces, se verían obligados a continuar en la Madre Laura, en donde pagan un arriendo costoso. Alzate, sin embargo, es optimista: “Lo único seguro es que el colegio no se acabará”.