El campamento sumaba un mes en las instalaciones del bloque 9 de esa institución, desde el jueves 1 de julio, cuando un grupo de 35 personas se apostó allí, sin autorización. Su salida la confirmó la Universidad de Antioquia a través de sus redes sociales. Esta indicó: “El viernes 30 de julio terminó la ocupación no autorizada que un grupo de personas mantuvo en la Ciudad Universitaria por varias semanas. Profesores, instituciones públicas y equipo directivo mediaron con el diálogo en esta compleja situación”.
Desde entonces, la posición de la institución universitaria fue clara. En un comunicado de prensa, recién instalado el campamento, solicitaron a quienes “ingresaron de manera abrupta al Campus central” que desistieran de permanecer allí. Esto, agregó la institución, con el ánimo de cuidar la salud pública. Pese a ese llamado, el campamento permaneció allí hasta el día de ayer, como lo dio a conocer la institución.
Mediante otro comunicado de prensa, la universidad indicó: “La Universidad de Antioquia agradece y hace reconocimiento a los estamentos universitarios, en especial a los profesores y profesoras, así como a los representantes de la Gobernación de Antioquia, el Ministerio Público, Naciones Unidas y la Alcaldía de Medellín, quienes acompañaron al equipo directivo en la mediación que permitió que se suspendiera la ocupación no autorizada que un grupo de personas mantuvo en la Ciudad Universitaria por varias semanas”.
La universidad dejó en claro que, para tramitar esta situación, se evitó el uso de la fuerza, cuestión que ratifica la defensa del diálogo y la resolución pacífica de los conflictos. Con ello, acotó la institución, se ratifica lo expresado en pronunciamientos anteriores: “La Universidad no sabe ejercer la violencia, y con grandes dificultades se ha dedicado incansablemente a evitarla. No conoce otra fórmula que la palabra y es a la que recurre ahora”.
Cabe recordar las motivaciones que llevaron a los miembros del campamento a pernoctar en la universidad durante todos estos días. En conversación con EL COLOMBIANO el 5 de julio, Esteban Guzmán, estudiante de Historia y vocero del campamento, sostuvo que la motivación principal para ingresar a la universidad tenía que ver con la reapertura de los demás sectores: “Si los bares están abiertos, ¿por qué no lo está la institución? La universidad debe abrirse, generar un espacio de diálogo en esta problemática social que estamos viviendo como país. Ese cierre ha limitado los procesos de movilización”.
Pese a ello, John Jairo Arboleda Céspedes, también en entrevista con este diario, aseveró: “Es un grupo que se tomó las instalaciones sin autorización. Reclaman que la universidad sea un espacio para discutir sobre lo que ha venido pasando. Nosotros creemos que, por las condiciones actuales, no es óptimo abrir para ese fin. Ello implicó ajustes en el examen de admisión. Nos hemos visto afectados”. Y es que por la presencia de personas en la Ciudadela Universitaria, de las que se desconocía su estado epidemiológico, 13.000 aspirantes tuvieron que ser reubicados en el ITM y el Pascual Bravo para presentar su prueba de admisión para el semestre 2021 - 2.
En el comunicado compartido por la institución el día de hoy, se especifica que los espacios de Ciudad Universitaria están siendo inspeccionados, con el objetivo de determinar si hay afectaciones en la infraestructura o bienes de la sede. Superado este proceso, la Ciudad Universitaria reactivará el desarrollo de actividades presenciales -con excepciones- desde este lunes, siguiendo todos los protocolos de bioseguridad.
Este paso hace parte de la primera etapa de retorno gradual al campus, la cual permitirá el acceso a servicios y espacios del Sistema de Bibliotecas, para los universitarios que hacen parte de grupos artísticos y deporte representativo, y para quienes toman clases en algunos programas de maestría y doctorado.