A pesar de evacuar hasta ayer en la mañana 28.422 metros cúbicos de tierra y rocas, y después de dos planes frustrados para la reapertura, otra vez se desconoce cuánto más tardará la habilitación del tráfico por la autopista Medellín-Bogotá, cerrada desde el 28 de diciembre pasado por el desprendimiento de 60.000 metros cúbicos del talud en el kilómetro 14,3, en el sector Peñolcito, en Copacabana.
El gobernador de Antioquia, Luis Perez Gutiérrez, quien visitó el domingo el sitio donde trabajan 200 personas, que conforman 16 equipos, para rehabilitar la vía, anunció el plan para despejar la calzada descendente y suspender labores ayer para facilitar el regreso de viajeros al Valle de Aburrá desde el Oriente antioqueño y el Magdalena Medio. Pero nuevas grietas en la parte alta del talud impidieron la puesta en servicio.
La labor, que el gobernador calificó como “mucho más gigante” de lo que se esperaba, continúa superando todavía las expectativas, entre las cuales se contemplaba desde hoy el tránsito en las dos calzadas entre las 9:00 de la noche y las 6:00 de la mañana mientras que continuaban los trabajos de día.
Grietas e inestabilidad
“El radar instalado por Devimed muestra una condición de alerta roja con deformaciones progresivas y una aceleración del movimiento”, explicó mediante un comunicado la empresa que tiene a cargo la concesión en la autopista Medellín-Bogotá desde el Valle de Aburrá hasta Puerto Triunfo.
Se calcula que la concesión deja de percibir 500 millones de pesos en el pago de peaje por cada día que se mantiene cerrada la vía. El costo total de atender la emergencia sobrepasó los 8.500 millones de pesos el domingo (incluyendo las pérdidas en peaje). El gremio de transportadores advierte que el cierre implica sobrecostos de hasta del 65 por ciento en la movilización de carga y, por las rutas alternas —Las Palmas, El Escobero y Santa Elena— los demás usuarios perciben congestiones y retrasos.
Mover, romper y evacuar
Según el reporte del concesionario, se mantendrán los trabajos con maquinaria pesada para habilitar, en cuanto sea posible, esta importante arteria vial del país.
El domingo se transportaron hasta las zonas de depósito —las empresas Ingetierras, en Rionegro, y Procopal, en Girardota— 7.145 metros cúbicos de tierra y rocas.
Para dar una idea de la cantidad de material desprendido del talud, voceros de Devimed explicaron que si la tierra y las rocas se dispusieran en un área como la de la cancha del estadio Atanasio Girardot, alcanzarían la altura de un edificio de tres pisos. El tamaño de las rocas es una dificultad que ha tenido que enfrentar el personal encargado de despejar la vía. Incluso empleando dos excavadoras de 40 y 38 toneladas ha sido imposible mover las piedras más grandes.
Cuatro excavadoras con martillos neumáticos se emplean para fragmentar las piedras y 130 volquetas trabajan en la disposición del material hacia Rionegro y Copacabana.