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Después de un año tormentoso, de crisis económica y ventanas rotas, el Jardín Botánico parece estar recuperándose luego del reversazo que le tocó dar a la Alcaldía. La presión por los parques, ciclovías y separadores llenos de maleza rebosó la copa. El esperado anuncio se conoció ayer, porque la Secretaría de Infraestructura contrató por $12.420 millones, el mismo monto de hace dos años. Ese convenio había bajado a $5.400 millones el año pasado, una reducción que trajo una ferviente reacción ciudadana y metió a la alcaldía en un torbellino político.
La crisis del Jardín Botánico comenzó en febrero del año pasado. Sin previo aviso, la Alcaldía de Medellín redujo en un 42% la contratación con la entidad. Y ese no era un asunto menor pues, explicó la directora del Jardín, Claudia García, esa contratación con el Municipio representa el 65% de las entradas económicas.
Pero el verdadero lío estalló cuando algunos medios, entre ellos EL COLOMBIANO, revelaron el porqué de la baja en los contratos. Resulta que los recursos se repartieron en dos tajadas: $5.000 millones para el Botánico y $5.250 millones para Metroparques. ¿Qué tenía que ver Metroparques, una entidad descentralizada del Municipio, encargada de administrar parques de diversiones, con el mantenimiento de zonas verdes?
La duda quedó en el aire hasta que Metroparques, por medio de una invitación privada, celebró el contrato 20201300916 con la Reforestadora El Líbano. Es decir, al no tener la idoneidad para la labor encargada, Metroparques tuvo que subcontratar a una empresa privada. Hilando más delgado, EL COLOMBIANO publicó, el 11 de marzo del año pasado, que detrás de la entidad contratada había una familia liberal de Andes, a quienes les habrían pagado un favor político con el contrato.
El direccionamiento de la contratación generó indignación ciudadana. El hecho causó tanto ruido que el 9 de abril del año pasado, en medio de un debate caliente y agitado, la alcaldía tuvo que dar explicaciones en el Concejo. Según la administración, no hubo nunca un direccionamiento, sino que se buscó equilibrar la inversión pública. “En este caso, la empresa pública tiene prelación. El Jardín Botánico no puede pretender estar bien mientras el conglomerado público de la ciudad está pasando afugias”, le dijo Esteban Restrepo —el secretario de Gobierno de Medellín— en su momento a este diario.
Pero la explicación fue rechazada por ciudadanos y concejales. Daniel Duque, concejal del Partido Verde, dijo que la respuesta había sido “un chorro de babas”, por lo que fue entutelado luego.
Después, el propio Quintero fue quien justificó la contratación con Metroparques y, por extensión, con El Líbano. Según Quintero, los contratos con el Jardín Botánico se hacían bajo la modalidad de ciencia y tecnología, lo que no justificaba que se contratara para podar. “La Contraloría nos hizo un hallazgo y nos dijo que no podíamos hacer eso, que la poda no es ciencia ni tecnología. La poda es podar”, dijo Quintero.
Si bien es cierto que la Contraloría hizo el hallazgo, Quintero mintió. Las fechas de la auditoría de la Contraloría y la firma del contrato le jugaron una mala pasada.
Efectivamente, como lo señaló el alcalde, la Contraloría de Medellín advirtió, en una auditoría realizada a la gestión del proyecto Corredores Verdes, que el objetivo del contrato se alejaba del de ciencia y tecnología. Sin embargo, EL COLOMBIANO conoció que el documento fue remitido a la Secretaría de Medio Ambiente el 11 de diciembre de 2020. En él se expone que la poda, tala, eliminación de raíces, entre otros menesteres, “pueden ser realizados por otras empresas”. El documento de la Contraloría fue radicado el 11 de diciembre de 2020, mientras el convenio interadministrativo con Metroparques se había firmado casi dos meses antes, el 13 de octubre. La justificación se caía por su peso.
Lo concreto es que el Jardín entró en crisis. Mientras El Líbano intervenía las zonas verdes de la ciudad, el Botánico trataba de reponerse de la crisis generada por la baja contratación. Según la directora, 2021 cerró con un déficit de $2.500 millones. Aunque los eventos privados y el apoyo ciudadano lograron hacer frente, la situación siguió siendo muy compleja.
Un abrazo ciudadano
Desde que la crisis fue anunciada, la ciudadanía se unió en torno al Jardín Botánico. En su entrada se hicieron plantones y “abrazatones” para rodear a la entidad. “El abrazo de la ciudad nos salvó de una crisis mayor”, le dijo la directora García a este medio en diciembre.
Otra adversidad que sufrió el Jardín fue la crisis de orden público que se vivió en la zona en medio del paro nacional. El lugar fue vandalizado varias veces y muchas otras tuvo que ser evacuado por los enfrentamientos entre policías y manifestantes.
Al parecer, la presión social caló. La Alcaldía anunció que los $12.420 millones serán para el Jardín Botánico. “Esta contratación ayuda para que podamos salir del déficit que tenemos. Aunque no podemos cantar victoria, esto no ayuda a estar más sólidos financieramente”, comentó la directora del Jardín. Con los convenios de la alcaldía y el apaciguamiento del orden público, se espera que el cierre de este 2022 sea mejor. Sin embargo, es muy pronto para saber si se terminará con déficit o con saldo a favor.
Para el concejal Daniel Duque, quien lideró el control político sobre la contratación con Metroparques, la alcaldía reversó su decisión por la presión de la gente y el control político ejercido: “Esto es un triunfo de la población civil que está cansada de las irregularidades. La contratación con El Líbano fue turbia, oscura, irregular (...) Yo celebro esta decisión, pues el Jardín Botánico es emblema de la ciudad, uno de los más importantes de América Latina. Tenemos que seguir cuidándolo”.
EL COLOMBIANO consultó a la Secretaría de Infraestructura Física para saber la razón del reversazo sobre la contratación. Sin embargo, desde allí respondieron que darán una rueda de prensa para ofrecer los detalles de la decisión.
ciudad “enmalezada”
A la par de la crisis del Jardín Botánico, las zonas verdes de Medellín se fueron llenando de maleza. Así lo evidenció este diario en varios recorridos (ver fotos). Sitios muy reconocidos como el Segundo Parque de Laureles y el separador de la avenida El Poblado lucieron fuera de control. Los arbustos crecieron sin límites y, en varias ocasiones, invadieron las calles. Para saber qué pasaba, EL COLOMBIANO consultó a la Secretaría de Infraestructura en julio del año pasado. La jefe de ese despacho, Natalia Urrego, dijo que en su momento hubo un retraso de dos meses para que Metroparques —a través de El Líbano— empezara el arreglo de las zonas verdes.
La funcionaria justificó: “El alargue de la temporada de lluvias provocó un crecimiento acelerado de las malezas en los jardines. Mantenimientos que se hacían con frecuencia de tres meses, pasaron a hacerse cada mes”.
El contrato con Metroparques estuvo vigente hasta el 11 de julio del año pasado. Para Duque, la empresa no cumplió y el deterioro fue evidente.
Pero este año serán diferentes las cosas. Las cuadrillas del Jardín Botánico ya están recorriendo la ciudad. García, la directora, pidió paciencia a la gente, pues los resultados no se van a ver de un día para otro. Concluyó: “Nuestros trabajadores saldrán muy felices cada mañana, desde muy temprano, a trabajar en las zonas verdes de nuestra ciudad. Esperamos que nos reciban con amor y con paciencia, pues hay mucho por hacer” .
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