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EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • Volvió la Bienal de Arte a Medellín y Antioquia, ¿cómo entenderla?
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Edición del mes | PUBLICADO EL 20 octubre 2025

Volvió la Bienal de Arte a Medellín y Antioquia, ¿cómo entenderla?

En medio de la efervescencia por la Bienal de Medellín y Antioquia le proponemos una manera crítica de disfrutar de uno de los eventos culturales relevantes del año.

Ana Cristina Vélez Caicedo es diseñadora industrial, magíster en Historia del arte. Ha publicado siete libros, su último libro es El arte al desnudo (P&P editores, 2025).

A la generación Z hay que advertirles que esta no es la primera Bienal que se realiza en Antioquia. Las Bienales en Medellín se han celebrado con décadas de diferencia, pero siempre se ha conservado el nombre. La primera fue la I Bienal Iberoamericana de Pintura Coltejer (1968), a la que siguieron, respetando el nombre, la II Bienal de Arte Coltejer (1970) y la III Bienal de Arte Coltejer (1972). De estos eventos existe documentación en libros gruesos e ilustrados con fotografías de las obras. La idea resurgió en 1981 con la Bienal del Sector Empresarial, a veces mencionada por críticos y fuentes como la cuarta bienal en la serie histórica (a pesar de no ser directamente Coltejer). Ese mismo año se realizó el Simposio de arte no objetual, un evento crucial, pues el arte conceptual era un movimiento nuevo en el mundo y ya se estaba gestando aquí en Medellín. Después de 44 años, la Bienal Internacional de Arte de Antioquia y Medellín (BIAM 2025) revive este legado.

Una bienal de arte plástico es un evento de gran escala y prestigio que expone arte contemporáneo y que se celebra cada dos años. En estos espacios no solo se muestran pintura y escultura, sino también fotografía, instalaciones, videoarte y performance. Para los que no saben, las instalaciones son intervenciones espaciales que utilizan diversos materiales, y a veces incorporan sonido, video, luz y objetos. La idea central es que el espectador se sumerja en la obra, la recorra y sea parte de ella, lo que busca generar una experiencia interesante que invite a la reflexión y a la emoción. El performance es similar a una pequeña obra de teatro donde uno o varios artistas utilizan el espacio para actuar, recitar, bailar, gritar, pero su objetivo principal es provocar, cuestionar o generar una conexión emocional y sensorial con el espectador. Las Bienales se realizan para promover la reflexión y el intercambio cultural en torno al arte y su vínculo con la sociedad. Se hacen para posicionar una ciudad, enriquecer la oferta cultural, atraer visitantes, impulsar a los artistas locales, impulsar el mercado del arte, entender qué se está haciendo en el mundo y educar. Y es bueno ser conscientes de que el mundo está tan interconectado que lo que se muestra aquí no difiere mucho de lo que podría ver en otros lugares. No hay que ir a Venecia, pero es bueno ponernos en contexto y saber que la Bienal de Venecia es la más famosa y antigua del mundo, y que la primera fue en 1895. Hoy existen otras tan importantes como esa, la de Sao Paulo, Sídney, Dakar y Sharjah.

El sentido

Usualmente, las bienales de arte proponen un tema. Los curadores —quienes seleccionan a los artistas expositores— lo eligen por considerarlo relevante en su momento. El tema de esta Bienal es LA LIBERTAD. Esta libertad está inspirada en el himno de Antioquia, de Epifanio Mejía:

¡Oh libertad que perfumas/ las montañas de mi tierra/ deja que aspiren mis hijos/ tus olorosas esencias! Amo el sol porque anda libre,/ sobre la azulada esfera,/ al huracán porque silba/ con libertad en las selvas.

Las obras seleccionadas deben, de alguna manera, responder al reto de expresar, indagar o referirse a la libertad, o aludir a lo que significan hoy la convivencia, el uso de los medios sociales, la relación con la naturaleza y la libertad de expresión.

Este es un esfuerzo maravilloso realizado por la Gobernación y el equipo gestor. Debemos ser conscientes del privilegio que representa tenerla en varios municipios del departamento; está en Jericó, La Ceja, Rionegro, El retiro, Apartadó, Caucasia Puerto Berrio, Ciudad Bolívar, Entrerríos, Yarumal, Sonsón, Cisneros, Santa Fé de Antioquia, Anorí, Urrao. Es una ocasión extraordinaria que no debemos perdernos. Esta experiencia es democrática: todos podemos visitarla, es gratuita y estará abierta los fines de semana con un horario amplio.

Ver arte, y esta es una gran oportunidad, nos libera del opresivo “yo”, nos devuelve el optimismo, estimula las emociones y el pensamiento, nos transporta a otros mundos, nos acerca a otras realidades, da vuelo a la imaginación, agita la memoria, nos obliga a pensar el futuro, expande la conciencia y la comprensión de nuestra identidad, mejora la capacidad de interpretación, amplía nuestra cultura, promueve la reflexión social. Nos obliga a reflexionar sobre qué hace que una obra pueda ser considerada arte; además, es un placer y ¡es inspirador!

Los criterios de juicio

No puedo hablar de las obras debido a su gran cantidad; se necesitarían muchos días y vasto espacio editorial para hacerlo. Sin embargo, propongo al lector un experimento para el que daré una guía a continuación, y que yo realizaré usando una obra de ejemplo. Compartiré una lista de criterios para que el lector analice las obras desde estos. Estos criterios están explicados en el capítulo tercero de mi libro publicado este año El arte al desnudo, Editorial P&P

El objetivo es convertir la percepción en algo consciente.

Recordemos que los juicios se hacen por comparación y en un contexto. Los espectadores de la Bienal tendrán diferentes conocimientos y referencias sobre obras de arte. Sin embargo, algunos de estos criterios son parte del equipaje biológico que todos traemos y que ejercemos sin haberlos aprendido. Los utilizamos para hacer juicios de valor cuando valoramos esos objetos o acciones. Existen, por supuesto, otros criterios que son aprendidos.

Guía de Criterios

1. Llamar la atención. Recorre el espacio mirando de lejos y acércate a las obras que te atraigan. Este es el primer requisito para que un objeto, espacio o acción pueda ser llamado arte. A veces es necesario acercarse mucho para notar los aspectos interesantes de una obra.

2. Ser especial. Juzga si, dentro de obras similares que hayas visto, esta es especial o si te parece algo que se sale de lo ordinario. Pregúntate si es mucho más grande o pequeña, si exigió mucho o poco esfuerzo realizarla.

3. Poseer excelencia técnica. Califica la habilidad del artista para hacerla. Hay obras que requieren destreza manual; otras, mental. La excelencia técnica también puede ser el dominio de nuevas tecnologías.

4. Ser compleja o elemental. Pregúntate si la obra se le ocurriría a cualquiera. ¿Es difícil de imaginar, difícil de hacer? ¿Necesita muchas habilidades y conocimientos? ¿Su creación es improbable o, por el contrario, te parece fácil de hacer, de imaginar o incluso tonta?

5. Ser novedosa. ¿Te parece original? ¿Nunca has visto nada similar? ¿Es impactante? O, por el contrario, ¿te parece que has visto muchas obras parecidas y que esta solo presenta un cambio menor? Puede que pienses que el artista la copió y le hizo modificaciones para presentarla como nueva. La novedad es, a veces, un cambio drástico a algo ya existente.

6. Ser bella. ¿Te parece bella o fea? ¿Limpia o sucia, ordenada o caótica, fina o burda, simétrica o asimétrica? ¿Te parece abarrotada, le sobran o le faltan partes, o está completa?

7. Tener estilo. Para saber si está dentro de un estilo, debes conocer piezas de arte similares, más obras del mismo artista e identificar esos elementos indescriptibles que subyacen a las obras y que llamamos el estilo.

8. Ser Coherente. Pregúntate si todas las partes se relacionan entre sí, tanto en su significado como en sus materiales, y si encajan bien; si no hay partes que parezcan ser de otra cosa o que no se acomoden con naturalidad.

9. Significar algo. ¿Entiendes lo que el artista quiso comunicar con esa obra? ¿Busca transmitir una idea? ¿Cuál? Pregúntate si es simbólica o si es una metáfora de algo. Mira el título de la obra y lee la información, pues eso te ayudará a entenderla mejor. El título es algo muy importante en una obra, a veces es lo que le da el sentido.

10. Tiene resonancia. ¿Debes sentir algo que reconoces al verla? ¿Te recuerda a algo? ¿Es evocativa? ¿Te hace pensar en otros mundos? ¿Se expande a otras experiencias de tu vida que ya has tenido y reconoces?

11. Es poética o realista. De nuevo, pregúntate si es simbólica, si es una metáfora de algo. Se centra en el cómo y no el qué. ¿Tiene sentido figurado? ¿Evoca imágenes, emociones o ideas abstractas?

12. Ser famosa, costosa o prestigiosa. He dejado estos factores para el final porque influyen en cómo vemos una obra. La vemos “mejor” de lo que es cuando estamos influenciados por la fama del artista, su costo o porque sabemos que tiene un aspecto puramente social y jerárquico que puede afectar nuestro juicio. Somos animales sociales y jerárquicos, y no queremos estar fuera del consenso general del grupo o discrepar de aquellos con más jerarquía que nosotros.

Una obra

He escogido la obra fotográfica Litoral de Luis Morales para aplicar los criterios de juicio. La obra mide 24 metros de largo x 1.5 metros de alto, lo que equivale en su representación a 2.5 kilómetros de playa.

Me llamó la atención. Está al final del primer piso del edificio antiguo de Coltabaco. De lejos, vi una imagen en dos tonos: azul y arena. Me acerqué y vi que eran un cielo de verano y una playa de arena dorada y cálida. La imagen está dividida en dos por la línea del horizonte. Llegué por el centro, pero al descubrir que era una fotografía de grandes dimensiones, decidí recorrerla de izquierda a derecha.

Hasta que no miré de cerca, no supe que se trataba de una playa nudista. Empecé a notar aspectos especiales: tiene una apariencia diferente al mirarse de lejos que de cerca. De lejos es una obra casi abstracta, un paisaje con la belleza abrumadora del cielo inmenso y una franja azul oscura y delgada que es el mar. El espacio que ocupa el mar nos hace pensar que hay una composición inusual que obliga a que haya una recomposición. Casi nunca vemos el mar ocupando una franja tan delgada.

En esta obra hay novedad y originalidad. Lo que se ve de cerca es aún más interesante que si estuviéramos en el espacio real, porque podemos observar los cuerpos desnudos con cuidado y sin la vergüenza que usualmente nos da mirar a una persona desnuda.

Recorrer la obra es como caminar en esa playa; se requiere el ejercicio de recorrer con las piernas para poder ver. Pero si te acercas mucho, es como si estuvieras mirando con binóculos. Así que experimenté dos sensaciones: la de recorrer para ver y la de mirar los detalles con binóculos.

Esta fotografía es especial, no es común. Nunca he visto algo parecido: por el formato, la manera de retratar a los personajes y la sensación de libertad que irradia esa playa inmensa y el cielo donde flota una cometa. El colorido es intenso. Cada persona está retratada como si fuera una piedra preciosa, con su densidad, color, luces y destellos. Son miniaturas, pero perfectamente visibles. Esta ambigüedad sorprende y produce una sensación de placer.

Esta obra es bella, muy bella.

¿Está demarcada dentro de un estilo? No lo sé. Pero me evoca las ilustraciones de los años setenta, las ilustraciones de playas americanas. Me evoca otros tiempos, aunque sea una fotografía contemporánea. Si pienso en una similitud, creo que tiene algo que ver con el estilo POP, pero es solo una reminiscencia.

Sí, es una obra coherente; no hay nada que parezca desafinar, desentonar o no coincidir. Retrata el verano, el placer del tiempo libre, de los cuerpos que descansan, corren, juegan y toman el sol. Produce apego, uno quiere estar al frente y verla una y otra vez.

¿Es la obra costosa? Supongo que sí, pues el artista es prestigioso.

¿Tiene significado? Sí, habla de libertad, no solo por la desnudez de quienes optaron por ella, sino porque es vida en acción. Esta foto habla del regocijo de vivir, habla de los conflictos al vivir, también. Al mirarla con mucho cuidado se da uno cuenta de que el fotógrafo replicó algunas composiciones de piezas maestras de la pintura. De Masaccio, La expulsión del paraíso y algunas de las pinturas de la Capilla Brancacci, como El pago del tributo; de Matisse, La danza; de Rogier van der Wayden, el El Descendimiento; de Marcello Venusti El Cristo con la Virgen María y María Magdalena.

Esta obra me trae a la memoria las palabras del poeta Reiner Kunze:

“Y al final, al final del todo, el mar de los recuerdos será azul”.

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