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  • Roberto Bolaño fue quizá el autor latinoamericano más importante de finales del siglo XX. La legión de lectores y la influencia en otros autores lo comprueban. Foto: Getty.
    Roberto Bolaño fue quizá el autor latinoamericano más importante de finales del siglo XX. La legión de lectores y la influencia en otros autores lo comprueban. Foto: Getty.
  • Roberto Bolaño fue quizá el autor latinoamericano más importante de finales del siglo XX. La legión de lectores y la influencia en otros autores lo comprueban. Foto: Getty.
    Roberto Bolaño fue quizá el autor latinoamericano más importante de finales del siglo XX. La legión de lectores y la influencia en otros autores lo comprueban. Foto: Getty.
Etcétera | PUBLICADO EL 26 abril 2023

Los setenta años de Roberto Bolaño, el detective poeta que renovó la novela en español

Nacido en Chile y muerto en España, Bolaño escribió las novelas latinoamericanas más importantes posteriores al Boom.

Ángel Castaño Guzmán

Primero la obra.

La historia es corta y quien la cuenta asegura que es verdad. Una mujer guapa se casa con un hombre guapo y, con el dinero de este, organiza veladas a las que asisten escritores, artistas y demás especímenes del mundo de la cultura. Allí no faltan el whisky, el vino, los cortes de carne y las viandas. Cada tertulia es una ocasión perfecta para recordar la belleza de las pieles y la comodidad de los apellidos. Ella escribe poemas o cuentos, para el caso lo mismo da.

El punto de giro llega rápido: una noche, con las chispas de los tragos, uno de los invitados se pierde en la enorme vivienda, traspone la línea de sombra y da con una puerta que al abrirse cambia el mundo. “La habitación está a oscuras, pero aun así distingue un bulto amarrado y doliente o tal vez narcotizado”, escribe quien asegura que todo es cierto.

¿Y qué hace el comensal al encontrarse de frente con el horror? Cierra la puerta, regresa a la fiesta, olvida. Las preguntas en el Chile de los setenta y ochenta no eran muy seguras.

El escritor Roberto Bolaño cuenta esta historia en El pasillo sin salida aparente, la crónica de su regreso por unos días a Chile, en 1998, tras un exilio de treinta años en México y España. En esa anécdota, incluida al final del texto, están las obsesiones literarias de quien ha sido considerado por la crítica y por buena parte de los lectores de América Latina el heredero de los grandes novelistas del Boom latinoamericano. Allí están las claves de un universo estético que sedujo a la legendaria Patti Smith —la misma que cantó en la ceremonia de entrega del nobel a Bob Dylan— y a Mohamed Mbougar Sarr, el novelista más joven en recibir el Goncourt, el premio top de la lengua francesa. Y son, en su orden, la literatura y la violencia.

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Por un lado, la literatura —en particular la poesía— es el oficio de los personajes de los libros de Bolaño. La escritura es el laberinto en el que se pierden o la luz que encuentran al final de padecimientos sin nombre. Son poetas o aprendices de poetas los jóvenes que atraviesan México en las páginas de Los detectives salvajes, la novela con la que Bolaño saltó a la primera línea de la literatura hispanoamericana en 1998 al ganar los premios Anagrama y Rómulo Gallegos.

También lo son los protagonistas de Nocturno en Chile, Estrella distante y de muchos de sus cuentos. El hecho de que lo sean no es fortuito: para Bolaño la poesía es una de las maneras de acercarse a la belleza, de dar testimonio del vértigo de la vida.

También está el núcleo de horror que habita y alimenta las ficciones del chileno. Y no es para menos: Bolaño perteneció a la generación de latinoamericanos que vio al continente llenarse de dictaduras militares y, poco después, presenció el fin de las utopías izquierdistas alimentadas por las revoluciones en Cuba y en Nicaragua.

Además, por cosas del destino, fue testigo del golpe de estado que en 1973 quemó el Palacio de la Moneda con Salvador Allende dentro y llevó al poder a Augusto Pinochet. “...de la violencia, de la verdadera violencia, no se puede escapar, al menos no nosotros, los nacidos en Latinoamérica en la década de los cincuenta, los que rondábamos los veinte años cuando murió Salvador Allende”, escribió en el inicio de El Ojo Silva, quizá uno de sus mejores cuentos, incluido en Putas asesinas.

Luego el autor.

Hijo de un exboxeador y de una lectora de best-sellers, Roberto Bolaño Avalos nació el 28 de abril de 1953. En una entrevista, su padre, León Bolaño, habló de las diferencias de su temperamento con el de Victoria Avalos, la madre del escritor. Él fue un hombre de acción, un viajero, mientras ella tenía un carácter proclive a los libros. Ambos rasgos dejaron honda huella en la vida de Roberto.

La familia Bolaño Avalos abandonó Chile en 1968 y llegó a Ciudad de México. Y fue ahí, en ese monstruo de miles de casas, metros, pirámides y muchas lenguas, donde Bolaño se hizo poeta. Un poeta revoltoso, líder del Infrarrealismo, un movimiento contracultural que, según la leyenda urbana, asistía a los recitales de los tótems de las letras mexicanas con la única intención de sabotearlos. Su blanco predilecto fue el nobel Octavio Paz.

El infrarealismo es el sustrato de Los detectives salvajes. En el libro el grupo recibe el nombre de real visceralismo e, incluso, aparecen Bolaño y Mario Santiago, su compinche de la época, convertidos en Arturo Belano y Ulises Lima. Sin embargo, de los años mexicanos a la fama por Los detectives salvajes el camino de estuvo lleno de privaciones, fracasos amorosos y rechazos editoriales. En 1977, Bolaño abandonó para siempre México y se radicó en España, luego de recorrer una parte de África y Francia.

En 1982 contrajo matrimonio con Carolina López y comenzó una rutina de labores de temporada y escritura en las sombras. En el mundo de sus lectores esta etapa recibió el nombre de la época de los concursos de segunda categoría: el autor vivió de enviar cuentos a certámenes literarios organizados por alcaldías pequeñas. Los premios en metálico le permitieron llegar a fin de mes con su esposa y con Lautaro, el primer hijo de la pareja.

La vida de Bolaño dio un vuelco el 2 de noviembre de 1998, cuando la editorial Anagrama anunció que Los detectives salvajes había obtenido el primer puesto en su concurso anual de novela. Desde ese momento todo fue una avalancha: Bolaño se convirtió en un rockstar, en el nuevo hito de los escritores de América Latina. Casi de inmediato Los detectives salvajes fue incluida en el canon de las grandes novelas en español escritas en el siglo XX, al lado de Cien años de soledad y Rayuela. Tal fue el impacto de la ficción que el mismo Bolaño se convirtió en personaje de las obras de otros: aparece en Soldados de Salamina, de Javier Cercas, y en Para Roberto Bolaño, de Jorge Herralde.

La luna de miel duró poco: el escritor murió el 15 de julio de 2003, mientras esperaba un trasplante de hígado. La muerte aquilató el mito, le otorgó el halo del escritor muerto mientras escribía una gran obra, la —en muchos sentidos— monumental 2666.

Ángel Castaño Guzmán

Periodista, Magíster en Estudios Literarios. Lector, caminante. Hincha del Deportes Quindío.

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