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La Cabina Literaria está estrenando espacio en Laureles. Desde hoy puede tardear y enviar poemas por teléfono. FOTO esneyder gutiérrez -
Es un lugar que además tendrá café, un espacio para hablar de libros, de arte y pasar la tarde. Foto Esneyder Gutiérrez
La Cabina Literaria, donde se dedican poemas por teléfono, ahora estrena lugar
Tal vez los ha visto en ferias como la Fiesta del Libro y la Parada Juvenil de Lectura. Las experiencias literarias crecen con este lugar.
La joven llega a la Cabina Literaria porque quiere enviarle un poema de amor a un muchacho que le gusta. Anónimo, por favor. María Cecilia Ramírez, la lectora de los poemas, le explica que las reglas son claras: el otro debe saber quién lo envió y aceptar que le lean el poema por teléfono. ¿Que qué?, dice ella para todos los transeúntes de la Feria del Libro de Bogotá.
Lo piensa un rato, se mueve, abre el catálogo de poemas, lo cierra, se sienta, voltea las páginas, lee aquí y allá, y por fin se decide: bueno, léale este. Se arrepiente. Que no, que sí lo lea. Entonces María Cecilia se encierra en la cabina de teléfono que está inspirada en las londinenses rojas y famosas y llama. La joven se mantiene cerca. Se le ponen rojos los cachetes.
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María Cecilia creó la Cabina Literaria en 2015, y los poemas por teléfono han sido la esencia del proyecto. Esa imagen de la joven la ha visto con enamorados, amantes, desenamorados, hijos, amigos. Los hombres llegan casi en secreto, las mujeres son más explosivas. A María Cecilia, por ejemplo, le encantan las mamás que se entregan a escuchar la dedicatoria.
Esa imagen de alguien dedicando un poema, y pagando por ese acto, se ha visto desde hace ocho años en distintas ferias de la ciudad y del país. Además que el proyecto ha crecido, pues ya no solo leen poemas, que es la esencia, sino que tienen muchos objetos y regalos alrededor de la lectura: monedas literarias, relicarios, cajitas de música, cartas sorpresas, sellos, medias literarias, totes.
Y desde hoy, un espacio. La Cabina Literaria abrió un local en la carrera 76 con 74, al frente de la Universidad Arturo Tejada, a una cuadra del segundo parque de Laureles.
Un lugar para los poemas
Todo empezó porque en esa itinerancia las personas le preguntaban a María Cecilia dónde se ubicaban el resto del tiempo. Hubo alguien que se le quedó en la cabeza: estaban en una feria en una empresa, pequeñita, hasta la mesa era fea, y una señora estaba embobada con el espacio. Compró un poema sorpresa y seguía ahí, mirando, diciendo que no podía irse, que estaba encantada.
María Cecilia se quedó pensando qué era lo que le producía, qué estaba viendo que la tenía tan atrapada, cuál era la magia que se estaba perdiendo en la montonera de las ferias, que también son tan importantes. Entonces entendió que era hora de tener un sitio, que esa era una petición constante. Y lo intentó en 2020, solo que llegó la pandemia y hubo que esperar. Si algo tiene ella claro es que van sin afán, que la misma Cabina Literaria va dando su ritmo.
El año pasado volvió a pensar que ya era hora, pero con la inflación lo vio muy lejano. Hasta que en marzo, que estaba caminando, vio el local y supo que ese era.
La Cabina Literaria tendrá por supuesto la cabina roja, también un centro poético donde sucederán experiencias como lecturas dramáticas, de poemas, teatro, una librería en la mitad del local, los productos literarios, un café con repostería vasca para que la gente vaya a tardear y conversar. María Cecilia dice que este es un sitio para que se dé una conversadera impresionante.
Además hay una zona postal, un mueble antiguo con cajoncitos al estilo de los secreteros de antes para que las personas escriban sus cartas con un kit que trae sello de lacre y estampillas.
Una de las nuevas experiencias es el Poemófono, un juego en el que se elige un código y se recibe un poema para uno mismo.
María Cecilia dice que la Cabina Literaria, aunque suene cliché y demás, es una experiencia completa de regalos para el corazón de los humanos. Porque la lectura tiene eso, un jaloncito que hace que uno ya no se pueda ir.

Contexto de la Noticia
Paréntesis la cabina literaria en laureles
El nuevo espacio está abierto desde hoy 10 de mayo y sus horarios de atención son de lunes a sábado de 10:00 a. m. a 8:00 p. m. El domingo no abren. La invitación es a enviar poemas por teléfono (vale $19.000), a divertirse con el Poemáforo y a escribir cartas. Es una experiencia literaria para conversar mientras pasa la tarde.

Es periodista porque le gusta la cultura y escribir. A veces intenta con la ficción, y con los poemas, y es Camila Avril. Editora de la revista Generación. Estudió Hermenéutica Literaria.