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En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • Darío Jaramillo Agudelo en la biblioteca de su casa en Bogotá. FOTO El Colombiano
    Darío Jaramillo Agudelo en la biblioteca de su casa en Bogotá. FOTO El Colombiano
  • Poesía colombiana, de Darío Jaramillo Agudelo, será presentado en abril.
    Poesía colombiana, de Darío Jaramillo Agudelo, será presentado en abril.
  • Darío Jaramillo Agudelo en la biblioteca de su casa en Bogotá. FOTO El Colombiano
    Darío Jaramillo Agudelo en la biblioteca de su casa en Bogotá. FOTO El Colombiano
  • Poesía colombiana, de Darío Jaramillo Agudelo, será presentado en abril.
    Poesía colombiana, de Darío Jaramillo Agudelo, será presentado en abril.
Etcétera | PUBLICADO EL 23 marzo 2023

Darío Jaramillo Agudelo publica sus mejores ensayos sobre poesía colombiana

El volumen editado por el Fondo de Cultura Económica recoge 40 años de labor ensayística.

Kirvin Larios

No es extraño que en Colombia se publiquen ensayos sobre poetas. Existen los exhaustivos, que abarcan varias épocas o siglos; los que trabajan con una suerte de panteón o selección personal; los que acompañan antologías generacionales o temáticas; los que hablan en rígido tono académico de lo que nació por fuera de los moldes lingüísticos.

A la poesía la persigue el lugar común, y la trampa capitalista, de no ser ni rentable ni leída. En ese escenario, los ensayos sobre poetas y poesía serían ¿lo marginal de lo marginal? ¿Lo imposible sobre lo imposible? ¿Lo íntimo de lo íntimo? Darío Jaramillo Agudelo lleva escribiéndolos desde hace más de cuatro décadas. Como pocos, el poeta y escritor nacido en Santa Rosa de Osos ha mostrado una especie de admiración sostenida, obsesión meticulosa y lectura incansable con los poemas, y en general con toda la literatura. Su entrega hace rato trascendió las páginas editoriales, de revistas o de prensa, y pervive también en su blog, de publicación quincenal, Gozar leyendo (el corte de la primera quincena de marzo es el #186). No existe en la literatura nacional ningún escritor que reseñe tan amplia y tan amenamente sus lecturas.

El editor y profesor Darío Rodríguez (Duitama, Boyacá), un “fanático” de su obra, pero también lector dedicado y vehemente, se metió en la labor de compendiar la labor de su tocayo como ensayista de poesía colombiana. De la necesidad de reunirlos se dio cuenta al descubrir la dispersión de ese material “valioso”. Tras esculcar en los archivos de originales de la Biblioteca Nacional, la Biblioteca Luis Ángel Arango y la Biblioteca de la Pontificia Universidad Javeriana, y con varios lectores del autor, logró armar el volumen “Poesía colombiana” (Fondo de Cultura Económica), que planean presentar en la próxima Feria del Libro de Bogotá.

Son 300 páginas con textos sobre poetas como Rafael Pombo, José Asunción Silva, Porfirio Barba Jacob, León de Greiff, Aurelio Arturo, Héctor Rojas Heraxo, Álvaro Mutis, Rogelio Echeverría, Jaime Jaramillo Escobar, María Mercedes Carranza, Raúl Gómez Jattin, Juan Manuel Roca, Rómulo Bustos Aguirre, entre otros. En conjunto forman “una sesuda guía de lecturas dedicada a quien quiera conocer lo excelso entre la avasallante producción poética de este país de poetas”, dice Rodríguez en el prólogo. Jaramillo Agudelo abre las páginas con otra declaración: “La poesía es exactitud. La más exacta exactitud. Por eso mismo, todo lo que se diga de la poesía será inexacto siempre”.

El volumen recoge semblanzas, análisis, hace crónica de vida y lecturas de obras individuales —siempre consciente del árbol y del bosque circundantes—, selecciones poéticas que se leen como antologías personales, y evidencian lo resaltado por Rodríguez, la magnífica labor del autor como divulgador de las letras nacionales. Jaramillo Agudelo fue uno de los primeros poetas de su generación que se plantearon ese ejercicio: “Analizar tradiciones antiguas y de forma muy seria a sus contemporáneos: eso ya se había hecho, pero no de esta manera en la historia de la poesía colombiana”, dice, y recuerda que el autor empezó como reseñista a finales de los años sesenta en medios como El Tiempo, la revista Arco y el diario El Pueblo, de Cali.

Poesía colombiana, de Darío Jaramillo Agudelo, será presentado en abril.
Poesía colombiana, de Darío Jaramillo Agudelo, será presentado en abril.

El autor de El cuerpo y otra cosa (2016) y de Cartas cruzadas (1995) lo es también de otros numerosos ensayos, algunos de ellos libros editados en Pretextos: Poesía en la canción popular latinoamericana (2008) e Indagación sobre los fantasmas (2022). En estos su estilo es casi siempre conversacional; Rodríguez lo describe como “desenvuelto, con un desenfado especial para tratar épocas y poetas diferentes”. Dice Jaramillo que su intención es que parezca una conversación. “Me interesa cuando hay pruebas y textos de lo que otros dijeron: que hablen más los escritos que yo”.

Lo mismo ocurre en las reseñas de su “recetario” mencionado, Gozar leyendo, al que le lleva unos tres meses de delantera. Lo que los lectores leerán en su próxima quincena ya lo ha escrito muchas semanas atrás. En ese espacio de la editorial Luna Libros se ha dedicado también a hablar de poetas contemporáneos, recién publicados, no consagrados o apenas reconocidos: es un recetario, y también un testimonio crítico de la amplitud de su mirada. “Yo creo que la poesía tiene la enorme ventaja anticapitalista de que no es mercancía y eso a lo mejor le ha garantizado la subsistencia”, dice.

Según Rodríguez, Jaramillo observa con lupa a los autores de sus ensayos, los “desacraliza con mucha finura” y “los baja del pedestal”. Leemos sobre Porfirio Barba Jacob: “Fue expulsado de cuatro países y vivía de quien se dejara desplumar y del periodismo, a veces armado con el aguijón del panfleto, otras con la prosa penetrante del analista, en ocasiones en plan de crónica. Todos los géneros desempeñados con mucha habilidad y sin ninguna ética”. O sobre Gómez Jattin: “¿Casi obsceno? Nadie más inocente, más transparente, menos poseído por la malicia que este poeta, el más explícito, el más desparpajado de la poesía colombiana”.

Son incontables los poetas colombianos que han escrito sobre poesía. De William Ospina se reeditó recientemente su libro Por los países de Colombia, en el que escribe sobre la poesía nacional desde las Elegías de varones ilustres de Indias, el poema de la Conquista de Juan de Castellanos, hasta contemporáneos como Giovanni Quessep. Juan Gustavo Cobo Borda, muerto el año pasado, legó numerosos textos, incluso uno en el que criticaba a la poesía nacional, o a las antologías que de ellas se hacían, por pobres y convencionales. Juan Manuel Roca escribió una mirada a la poesía nacional del siglo pasado. Eso por mencionar los que más han circulado en librerías y bibliotecas.

Ahora Jaramillo Agudelo hace lo mismo, pero diferente. Adorador de fantasmas, ha encontrado en el poema el lugar de sus apariciones: el poeta habla a través de los poemas y viceversa. Y al final, lo que viene a decirnos su libro es que la reflexión de la poesía es parte indisociable de ella. Y el pensamiento, lejos de oponérsele, abre lugares inesperados en el poema. “El poeta estrena el mundo siempre”, dice en el ensayo sobre Bustos Aguirre. El libro de un poeta y un lector agradecido de que otros la escriban.

Kirvin Larios

Periodista cultural de EL COLOMBIANO. Autor de “Por eso yo me quedo en mi casa”. Es el gemelo zurdo.

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