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En las paredes de la exposición Mutis, la Expedición continúa hay ilustraciones de Elizabeth Builes. Foto: Julio César Herrera.
Edición del mes | PUBLICADO EL 05 marzo 2023
Cuando las plantas eran oro
Más de 20.000 plantas clasificadas en 130 familias, 6.000 láminas botánicas, la primera escuela de pintura en estas tierras y decenas de jóvenes formados como ilustradores, herbolarios y botánicos. La expedición botánica de José Celestino Mutis fundó universos más ricos, en ideas y en poder. ¿Qué universos es preciso fundar hoy, dos siglos y medio después?
Mutis: fijaciones de una mirada inquietaUn pie que aventura un paso. Es la imagen que reposa en las raíces de la palabra expedición —“ex”, fuera, y “pes”, “pedis”, pie—. Expedir, contrario a impedir—hacer zancadilla—, es dar el paso, moverse, inquietarse.El español José Celestino Mutis fue un expedicionario infatigable, quizás desde niño, cuando se olvidaba del tiempo abducido por las librerías de su padre y su abuelo. Se formó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla y en el Real Colegio de Cirugía de Cádiz, alternando con cursos de artes y filosofía. En Madrid obtuvo el título de médico, fue profesor de anatomía en el Hospital General de la Armada y pasaba horas y horas en el Jardín Botánico, donde se formó en el estudio de las plantas “con el célebre doctor Barnadés”, donde fortaleció sus conocimientos en Astronomía y Matemáticas.Miguel Barnadés, médico de cámara del Rey Carlos III, le ayudó a afinar su mirada sensible para fijarse en los rasgos de las plantas: si sus hojas se parecen a violines, riñones, agujas, cintas o espadas; cuántos estambres tienen las flores y qué tan largos son, si el ovario está encima, debajo o a la misma altura que la inserción de los pétalos; si el tallo es cilíndrico, cuadrangular, triangular, alado o aplanado ... Atributos que suelen pasar inadvertidos por eso que han llamado “la ceguera a las plantas”, un lamentable sesgo que, no pocas veces, hace decir “No veo nada” cuando se está ante un bosque o un jardín sin animales a la vista.En Cádiz, Mutis conoció a algunos alumnos del sueco Carlos Linneo, “Príncipe de la Botánica”, que fundó un exitoso sistema para clasificar y nombrar las especies, en el que las plantas se organizan según sus caracteres sexuales, por ejemplo, aquellas con órganos sexuales no visibles forman las “Nupcias clandestinas”, al resto las llamó “Nupcias públicas”. Algunos años después, Linneo intercambiaría numerosas cartas con Mutis en una relación de colegaje y mutua admiración, y nombraría un nuevo género de plantas —Mutisia— con la dedicatoria: “A la memoria de José Celestino Mutis, máximo botánico americano”.La riqueza de las expediciones botánicasCon el sistema de clasificación de Linneo y otros que lo sucedieron se estableció un código de entendimiento común que favoreció las más de 145 expediciones botánicas desplegadas en el mundo entre 1680 y 1792, muchas de ellas con el ánimo de obtener conocimiento que permitiera aprovechar la flora de las colonias para diversificar el comercio, la farmacia, la agricultura y la industria. El conocimiento de las plantas y sus símbolos —los museos de Historia Natural, las expediciones y los jardines botánicos— fueron también emblema de prosperidad, dominio y riqueza.

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