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En 1998 El Mocho, junto a César Monsalve, ‘El Flak-o’ y Óscar Alejandro Ruiz, ‘Junior’ crearon Laberinto ELC, una de las agrupaciones de rap más longevas y reconocidas de Medellín. Foto Esneyder Gutiérrez.
El baile y los bandidos, y el origen del Hip Hop local
A Jorge Iván Henao todos lo conocen como El Mocho, una institución del rap de Medellín, donde ha estado desde el principio: cuando todo era una moda —impulsada por películas como Beat Street, Wild Style y Electric Boogaloo, que pusieron al mundo a bailar break dance— y se quedó cuando dejó de serlo.
El Mocho practica Kung Fu, tiene un caspete en el barrio Caicedo, es metalero, rapero, gestor cultural y una figura clave del hip hop local. Ha sido promotor, desde los Party People —parches que hacían en los noventa: reunían a bailarines de break dance solo al golpe de voz a voz— hasta el primer Congreso Nacional de Hip Hop en 1996, es fundador de Alianza Hip Hop, la primera escuela de hip hop de la ciudad, montó la primera discoteca dedicada al género —Hip Hop Place— y es miembro del legendario grupo Laberinto.
No hay otra voz para saber cómo empezó el movimiento en Medellín.
—¿Cómo conoció el rap?
“Bueno, antes del rap todos éramos bailarines de breakdance. Entre el 1983 y 1985, los medios nos bombardearon con el breakdance y todos nos queríamos parar en la cabeza”.
Y en qué momento empiezan a entender lo que era el hip hop, la cultura...
“Cuando llega Wild Style nos muestra cómo es la vida cotidiana de la gente que estaba generando esto llamado Hip hop —que incluye el rap, el graffiti y el break dance— en Nueva York. Eso nos aterrizó y nos identificó, porque eran latinos, puertorriqueños, mexicanos, colombianos que hacían parte de esa comunidad hip hop desde los inicios”.
Era una moda, pero cómo se fue regando en los barrios...
“En los 80 mucha gente viajó a Estados Unidos buscando un futuro mejor, trabajando con la mafia, o quién sabe por qué vueltas, y esa gente empezó a venir a traer cosas que estaban de moda allá: la ropa, la música, las películas ¿y a dónde llegaban? A Itagüí. Allá empezó el rap de aquí, con Sociedad corrupta, Kingo, Los natos.
Sociedad corrupta era como el combo que agremiaba muchos de los que comenzaron a rapear. Ese fue el primer grupo antes de que llegara rap en español de afuera. El primero que yo vi rapear, que para mí era de los mejores compositores, era un hermano de Freddy, de Sociedad Corrupta, le decían La tripa. Hasta el día de hoy recuerdo una canción completa del man:
Paz, sinceridad, una razón que no podrás ocultar. Furia, indignación, indiferencia. Es la violencia la que manda aquí en la tierra. Tu corazón es una masa violenta, porque eres una máquina de guerra. Sin importar la persona que se muera. Un joven encañonado disparándose con un arma, mientras que otro en el suelo se desangra.
¿Cómo hacían la música?
“Lo que hacía Kingo era que loopeaba un beat desde un casete. Él cogía un casete, por ejemplo de Run DMC, grababa, lo devolvía, lo volvía a sonar e iba grabando simultáneamente en otro casete; también usaban las pistas que venían en los LP de los gringos. Cuando ellos comenzaron a cantar, todos nos quedábamos sorprendidos porque eso sonaba muy bacano”.
¿De qué rapeaban?
“De lo que veíamos en el barrio. De toda la calentura, porque en ese tiempo la meta de los jóvenes en la esquina era tener una moto y un fierro y a eso le cantábamos, tratábamos de hacer un rap con moraleja, de que los pelados no se metieran a los combos, pero no dejábamos el break, hacíamos rap, pero nos sentíamos como incómodos haciéndolo porque todavía no habíamos madurado ese concepto”.
¿Qué se escuchaba en esos años? ¿Qué escuchaba usted?
“En esa época Medellín era muy metalero, muy salsero por el lado de los barrios y muy tanguero por los viejos. Nosotros antes éramos muy metaleros, nos gustaba mucho el metal, éramos amantes incluso de grupos de aquí de Medellín, de Carbure, de Antagon... hasta que comenzó a filtrarse el rap, copias de las copias de los casetes y eso comenzó a llegar a las comunas”.
Los 90 fue una década de mucho rap en Medellín...
“De mucho rap bueno: Sexta Inkamitzta, Rulaz Plazco, RH Clandestino, Laberinto, Cool Young, que era como una fusión con funk, había rap cristiano, había dark side. Mucho rap y mucha diversidad de estilos, porque el sonido del sur del área metropolitana es muy su, y usted lo identifica, es un rap más relajado, pero el de allá, el del centro oiente, el de Alcolirykoz, es otro, y el de Laberinto otro, porque cada uno escuchó una cosa diferente, unos más salseros, otros más metaleros, otros, música más bailable, y eso fue haciendo la diferencia”.
¿En esa época las disqueras de la ciudad se interesaron por el rap?
“La industria sentía un ocaso y abrió la puerta para que algunos grupos de rap hicieran su trabajo. Rulaz Plazco, que aparece con varias propuestas, entre esas Polvo de Indio (BMC), que era una cosa más rockera, tipo Rage Against The Machine, y Sexta Inkamitzta sacó Civilización Perdida y Caos con Vida de Barrio (Discos Fuentes). En el 96 hicimos el primer Congreso Nacional de Hip Hop en el teatro Porfirio Barba Jacob.”
¿Qué querían hacer con eso?
“Darle norte a eso que era el hip hop, porque se veían a los pelados por ahí fumando mucho, otros hablando de robar y de matar, otros no querían sino farra, y otros queríamos hacer algo por la juventud, procesos de formación articulados con la Alcaldía. Desde ahí empezaron a salir las primeras escuelas, la primera fue Alianza Hip Hop, en Buenos Aires, la monté con Anderson, que ha sido mi socio, mi amigo.”
¿De dónde salió esa idea?
“De las películas. En Electric Boogaloo muestran que ellos tenían un lugar que se llamaba El Palacio del Hip Hop, donde todos los pelados se metían y les enseñaban a bailar, nosotros quisimos hacer lo mismo, porque aquí todo el mundo vivía encerrado por la calentura de la época.”
En el 2000 apareció el reguetón, ¿qué pasó con el rap?
“Muchos raperos empezaron a desanimarse, muchos se fueron a hacer reguetón... Recuerdo que J Balvin iba a la casa de Junior Ruiz a que le enseñáramos a escribir, porque él improvisaba, pero nunca escribía una canción. Pero todo son ciclos, y ahora es el reguetón el que está como en una caída y el rap tiene un nuevo punteto gracias a grupos como Alcolirykoz.”