Uno o dos segundos antes de que ese momento de debilidad aparezca, se genera un patrón eléctrico en una región clave del cerebro. Esto se debe a que el sistema de recompensa del sistema nervioso central aprende de las acciones que producen resultados positivos como comer o tener sexo. Entonces, refuerza el deseo de repetir esos comportamientos. ¿Cómo lo hace? Da una prueba de ese bienestar que llegará, induce la sensación de placer sin necesidad de que le hayamos dado una probada a ese postre que nos tenta.
El problema es que en algunas circunstancias este sistema puede volverse sensible a comportamientos placenteros pero dañinos, produciendo impulsos patológicos como la adicción a las drogas. Los científicos de la Universidad de Stanford se propusieron hallar un método para prevenirlos. Y lo lograron.
En un estudio sugieren que a través de un impulso eléctrico se pueden prevenir estos comportamientos compulsivos. La investigación fue publicada en diciembre de 2017 en la revista Actas de la Academia Nacional de Ciencias y dirigida por el neurocirujano Casey Halpern junto con otros investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
El equipo descubrió patrones similares en ratones que habían aprendido a comer en exceso alimentos grasos.
Algo particuar es que observaron la misma señal en el cerebro humano, lo que sugiere que la técnica tiene potencial para tratar una variedad de afecciones que involucran comportamientos compulsivos.
En ratones, los investigadores demostraron que al suministrando un pequeño pulso eléctrico a la región cerebral llamada núcleo accumbens (ver glosario) tan pronto como la señal se manifestaba impedía a los ratones comer en exceso los alimentos grasos.
Lo clave es que este estímulo no afectaba su ingesta de comida normal, su comportamiento social ni otra actividad física. “Hemos identificado un biomarcador en tiempo real para el comportamiento impulsivo”, declaró Halpern.