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Hay regiones en las que ahora sí se habla de paz

Mientras en algunos departamentos los territorios aún son disputados por grupos armados ilegales, otros gozan del fin del conflicto armado.

  • En la vereda Marquetalia (foto), corregimiento de Gaitania, Planadas, se dio el inicio de las Farc. Sus habitantes ahora gozan del fin del conflicto armado. FOTO Manuel Saldarriaga
    En la vereda Marquetalia (foto), corregimiento de Gaitania, Planadas, se dio el inicio de las Farc. Sus habitantes ahora gozan del fin del conflicto armado. FOTO Manuel Saldarriaga
03 de febrero de 2018
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A sus 75 años, Humberto Tafur puede decir con total tranquilidad que vio en su tierra natal como inició y culminó la guerra con las Farc.

“Nacido y criado acá en Gaitania, el corregimiento donde está la vereda Marquetalia, el corazón de las Farc. Acá empezó la guerra hace más de medio siglo, pero gracias a Dios le puedo decir que hace poco más de un año todo eso quedó en el pasado”, dice.

A lo que se refiere don Humberto es que en Tolima, su departamento, el conflicto armado fue superado. “Acá no se viven disputas por este territorio, pero hay que decir que el Estado no se puede olvidar de nosotros. Aún necesitamos que nos apoyen en este impulso de tranquilidad que nos dieron”.

Él, como muchos otros habitantes de esa zona del país, llegó a empuñar los fusiles, y recuerda cuando caminó trochas con “Tirofijo”: “Yo estuve muy pequeño con las Farc. Me logré salir temprano de ese grupo y después de eso me dediqué al campo, a gozar de la paz. La tranquilidad”.

A cuatro horas y 152 kilómetros de Planadas, municipio al que pertenece Gaitania, está Chaparral, otra población tolimense que sufrió los embates de la guerra.

Su alcalde, Humberto Buenaventura, explica que “como muchos otros municipios de la región, fuimos de los que más vivimos lo duro de la guerra. Aquí estuvo el Secretariado de las Farc y hoy vemos como gracias a los diálogos, gracias a los a cuerdos, la vida para nosotros cambió, la vida ha dado un giro rotundo”.

Agrega que por causa del conflicto hoy tienen cero muertos, no hay lesionados y no se derrama la sangre. “Todo está pasando como debe ser, los campesinos trabajando la tierra, viviendo felices. Hasta el momento no han llegado nuevos grupos armados conformados”.

Huila respira paz

Testimonios similares de paz y tranquilidad se dan en Huila donde también se sufrió por cuenta del conflicto entre el Estado y las Farc.

En ese departamento tampoco se tienen registros de nuevos grupos armados ilegales con la intención de retomar el control de las zonas donde estuvo el grupo guerrillero, aunque como lo hacen desde Tolima, el principal pedido es que no se descuide ninguna región para que ese fenómeno no retorne a las zonas en calma.

Diego Armando Tello es concejal de la ciudad de Neiva y conoce de primera mano lo que ocurrió en su territorio durante tantos años de confrontaciones.

“En el Huila se siente el alto de la guerra. En la gran mayoría de municipios la principal preocupación no tiene que ver con el conflicto, sin embargo en todas esas zonas donde las Farc fueron la autoridad durante muchos años, se requiere de una intervención estatal urgente porque ya se evidencian problemas sociales”, explica el concejal.

El otro panorama

A diferencia de Tolima y Huila, el resto de departamentos donde las Farc dejaron las armas viven un panorama diferente que puede explicarse en dos escenarios: los que sufren de los enfrentamientos armados entre otros grupos ilegales por la lucha del territorio y los que quedaron con una estructura armada irregular que tras la salida de las Farc, es la que predomina.

El primer escenario se vive en Antioquia y Chocó, donde se enfrentan el Eln y bandas criminales; Nariño y Cauca por disputas entre disidencias de las Farc, Eln y bandas criminales; y Norte de Santander por enfrentamientos entre Epl, Eln y bacrim.

El otro asunto es que en Arauca, Casanare, Vichada, Guainía, Meta, Guaviare, Vaupés, Caquetá y Putumayo se vive otro panorama. De allí también salieron las Farc aunque quedaron otras organizaciones ilegales (disidencias, Eln o crimen organizado), con el control de esas zonas, sin embargo, la diferencia es que en esos territorios no hay confrontaciones.

En la Fundación Ideas para la Paz, FIP, explican que en esa región de los Llanos Orientales se observa el fenómeno de un actor armado ilegal predominante, no hay peleas entre estructuras irregulares por el control de espacios territoriales, aunque la guerra contra el Estado continúa.

“En esa área la disputa hoy en día no es entre grupos armados ilegales, sino más bien una continuidad de la confrontación entre Estado colombiano y disidencias de las Farc”, asevera Eduardo Álvarez Vanegas, director de Dinámicas del Conflicto de dicha fundación.

A ese análisis, Álvarez advierte que una de las localidades a las que se debe prestar atención es en Briceño. “El gran ejemplo del piloto de la implementación de los acuerdos de paz, y hay que mirar cómo se ha dañado por la presencia de otros grupos ilegales. Este tipo de situaciones varían mucho, había zonas que se creían libres de violencia y no fue así”.

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