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Millones de chinos dieron este martes la bienvenida al Año Nuevo lunar con numerosos festejos para celebrar la llegada del despreocupado y generoso cerdo, duodécimo símbolo del horóscopo, que sustituye al alegre pero inconformista perro.
En plena madrugada, cientos de creyentes, simpatizantes y curiosos se acercaron al Templo del Lama en Pekín para acompañar a los monjes tibetanos en sus ofrendas y oraciones, componiendo una de las ceremonias religiosas más icónicas de las que se celebran en todo el país para recibir al nuevo año.
Los feligreses, pese a temperaturas que rozaban los diez grados bajo cero, esperaban pacientemente su turno para acceder al recinto, prender sus varillas de incienso y reverenciar a las deidades budistas que adornan el santuario, de inspiración tibetana.
La imagen del cerdo aparece en muchos letreros e insignias, en diferentes modalidades, en tiendas y en hogares, para así cumplir con la costumbre de colgar una figura del nuevo signo vigente, en este caso el cerdo, y mantener la suerte durante el año venidero.
“El cerdo es uno de los mejores signos del zodiaco chino. Quienes nazcan en este año serán personas trabajadoras y optimistas, pero deberán tener cuidado porque son un poco ingenuas”, comentó a Efe el señor Wang, feriante que ha expuesto juegos de té en su tenderete.
Al margen de las predicciones o de las proclamas políticas, la prioridad para los chinos estos días es pasar tiempo con la familia y cumplir con las tradiciones, algunas de ellas ancestrales, otras fruto de la mera superstición, con el objetivo de alejar infortunios y atraer la buena suerte.
Entre las prácticas figuran limpiar las casas a fondo, decorar las calles con farolillos de color rojo y celebrar grandes banquetes durante la víspera del Año Nuevo.
Otra de las tradiciones es la de lanzar petardos y fuegos artificiales, encendidos para ahuyentar malos espíritus, aunque en grandes urbes como Pekín ya no pueden escucharse porque fueron prohibidos a fin de evitar mayor contaminación y por razones de seguridad.
La reunión familiar en China implica que millones de personas vuelvan a sus ciudades de origen: las autoridades esperan que se produzcan casi 3.000 millones de viajes en el conocido como “Festival de la Primavera”, el período de 40 días que empezó el 21 de enero y terminará el 1 de marzo.