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Del censo electoral nacional, que es de 36.025.318 ciudadanos colombianos habilitados para votar, el departamento de Antioquia tiene 4.681.095 potenciales sufragantes (datos de 2018). Para las elecciones de Senado del pasado domingo, hubo una participación nacional del 48,82 %, es decir, una abstención superior al 50 %. En Antioquia la participación para Senado fue del 45,15 %, inferior al promedio nacional. Igual sucedió con la votación para Cámara de Representantes, donde la abstención fue incluso mayor (55,16 %).
No obstante, las votaciones en Antioquia son cruciales para cualquier candidato que quiera proyectar su liderazgo nacional. Y candidatos que no han hecho su carrera política aquí obtienen votaciones importantes. Mírese, por ejemplo, la votación del domingo por el senador Jorge Enrique Robledo: obtuvo aquí más de 50 mil votos. Los solos votos antioqueños lo hubiesen elegido senador. O Antanas Mockus: casi 38 mil votos. Fue Mockus, precisamente, quien logró con su votación meter en el Senado a aspirantes como Iván Marulanda, el candidato de Sergio Fajardo, que obtuvo en este departamento una escasa votación (algo menos de diez mil votos).
Sumados por bloques ideológicos, qué duda cabe que los sectores de centro derecha son los mayoritarios en las opciones de los sufragantes antioqueños. De 17 representantes a la Cámara, 11 son de esta tendencia (Centro Democrático, conservatismo y Cambio Radical). Solo dos son de centro izquierda, y cabe destacar la meritoria elección de Jorge Alberto Gómez (Polo Democrático) y León Freddy Muñoz, quien ha adelantado valerosas denuncias sobre el apoderamiento del municipio de Bello en manos de un clan político, del que ha quedado por fuera del Congreso la hasta ahora senadora Olga Suárez.
De los 17 representantes a la Cámara por el departamento, solo tres son mujeres (Margarita Restrepo, del Centro Democrático; Nidia Marcela Osorio, exsenadora conservadora; y Mónica Raigoza, de la U).
Al Senado, por su parte, llegan 12 antioqueños. De la alta votación del Centro Democrático se destaca la obtenida por la senadora Paola Holguín, única mujer elegida por Antioquia.
Llama la atención el mínimo apoyo a la Farc. Solo 4.622 votos para Senado y 6.106 para la Cámara de Representantes. Si es por votos, puede cesar ya esa infundada campaña de río revuelto según la cual los farianos se tomarán el poder. Quedan, eso sí, con una bancada sobredimensionada de diez curules en el Congreso.
Es incontestable también la fuerza del uribismo en Antioquia. Aquí se depositó casi el 18 % de los votos totales conseguidos por Iván Duque (casi 712.000, de los cuatro millones de todo el país). Contrasta este apoyo masivo con el magro obtenido por el exprocurador Alejandro Ordóñez (poco más de 50.000). Hay, pues, voto conservador, pero más de centro.
Gustavo Petro, por su parte, consiguió 124.453 votos en Antioquia (casi 50.000 en Medellín). Tendrá que empeñarse en conseguir más apoyos en un territorio donde su modelo de país y su propuesta no cala entre los votantes.
El día de elecciones transcurrió con normalidad, si bien en la campaña previa hubo reportes de los habituales vicios electorales para compra y trasteo de votos, asunto que desborda las competencias de la Registraduría y atañe más bien a Procuraduría y Fiscalía.
Y no podemos dejar de destacar que, a diferencia de lo que sostuvieron algunas autoridades, según las cuales había problemas para votar en Ituango, dos periodistas de EL COLOMBIANO que estaban allá cubriendo informativamente la jornada, constataron plena normalidad, salvo un problema menor con un retraso para instalar una mesa. Un indicador de que, por lo menos para elecciones, zonas azotadas por los violentos pueden comenzar a ejercer sus derechos con normalidad.