En general este proyecto es una buena medida de salud pública, porque el tratamiento demonizado que se le ha dado a muchas sustancias ha dificultado que se hagan unas incorporaciones de estos productos a la sociedad. Los efectos medicinales de cannabis se han reportado desde tiempos de Galeno. Pero como también ha tenido el uso recreativo, ha generado más un debate moral que salubrista.
La marihuana tiene una sustancia activa (tetrahidrocannabinol) que es adictiva. Y en ese sentido, la salud pública tiene muy claro que las adicciones son un problema que se puede prevenir, se puede rehabilitar si se hacen las acciones adecuadas. Pero eso no implica per se que tenga que ser prohibida. Algunos de sus compuestos tienen importantes aplicaciones médicas.
El criterio médico puede mediar para sacar estos aspectos del campo punitivo para trasladarlo al terapéutico, con un acto médico muy claro, con la historia clínica personal, con responsabilidad social. Si hay buena valoración médica, ¿por qué no permitirle a la gente acceder a algo que le procura bienestar?
En Colombia los estudios son aún insuficientes. Hay reportes de experiencias con uso terapéutico de la marihuana. Lo que pasa es que como está prohibido, ningún médico podía darle esa aplicación.