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Columnistas | PUBLICADO EL 07 abril 2022

Salud mental, pandemia y pobreza

El sistema pensional colombiano es de baja cobertura y discrimina en contra de los más pobres e informales; en el 2019 la cobertura de pensionados era del 23 %.

Por Mauricio Perfetti del Corral - mauricio.perfetti@gmail.com

Recientemente murió en condiciones trágicas Jaimito, como se le decía cariñosamente a quien muchos funcionarios públicos que laboramos en las instalaciones del CAN en Bogotá apreciábamos especialmente. Esa muerte, causada por problemas de salud mental, pone el dedo en la llaga de la condición de muchos adultos mayores, desempleados por la pandemia, sin pensión y afectados por el confinamiento; esto conlleva a reflexiones oportunas en tiempos de campañas presidenciales.

La primera reflexión surge acerca de la compleja combinación entre pobreza, desempleo y confinamiento, asociadas con la salud mental. En un seminario de Anif, el psiquiatra Rodrigo Córdoba afirmó que la pandemia en Colombia estaba dejando “una huella de elefante” en la salud mental de los colombianos a través de, entre otros, ataques de pánico, preocupación excesiva y recurrente y ansiedad. Al respecto, J. K. Rowling, en su discurso de ceremonia de graduación de los alumnos de Harvard, comentó: “la pobreza conlleva miedo y estrés, y a veces depresión”, en referencia a su propia experiencia y la de sus padres. La salud mental es un tema que apremia, que requiere especial atención y sin dilaciones, particularmente, desde la salud pública.

Las privaciones de Jaimito estaban asociadas a la falta de oportunidades de educación, además de no tener pensión; estas conducen a una segunda y tercera reflexión respectivamente: se requiere de un sistema educativo con acceso y calidad para las familias de más bajos ingresos, en especial en zonas rurales donde la pandemia y la corrupción redujeron la asistencia escolar. Hay que revolucionar el sistema educativo colombiano de una vez por todas; muchos gobiernos y ministras han promovido importantes reformas, políticas y programas con grandes avances, pero aun así insuficientes. Sin una educación de mayor calidad y más oportunidades será imposible construir un país con menor pobreza y mayores posibilidades de desarrollo. De otra parte, el sistema pensional colombiano es de baja cobertura y discrimina en contra de los más pobres e informales; se necesita un sistema de protección a la vejez que resuelva lo anterior. Las cifras hablan por sí solas: la cobertura de pensionados era del 23 % en 2019 (Banco de la República) y en el decil más bajo de ingresos solo el 0,2 % se encuentra afiliado y ningún pensionado (Anif).

Es menester propuestas importantes de reformas para darles a personas como Jaimito una segunda oportunidad; esas aspiraciones, sin embargo, deben ser serias y responsables para un mejor futuro de todos. Tal como menciona Shafik en relación con el desencanto con la globalización y los efectos de la pandemia, “estamos en un momento de la historia donde nuevas decisiones deben ser tomadas... y con un gran sentido de unidad nacional donde no predominen intereses de clase o fracciones”. En todo caso, no es el cambio de petróleo por turismo, ni volver al viejo sistema de salud, ni acabar con los fondos de pensiones lo que asegurará esa nueva oportunidad; y, eso sí, se perderán los grandes avances logrados a lo largo de este siglo, y quizás también muchas libertades alcanzadas 

Mauricio Perfetti del Corral

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