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Columnistas | PUBLICADO EL 30 septiembre 2021

Paraísos artificiales y efímeros

Por Ramón Alberto Mejía B.

Por Ramón Alberto Mejía B.

Las trampas que presenta el mundo para conseguir fama, poder, prestigio, riquezas, son extremadamente peligrosas si no se tiene el cuidado necesario de saber en qué terreno nos hemos metido. Para conseguir el dinero rápido y fácil hay muchos mecanismos siniestros que momentáneamente se establecen como medios ilícitos pero fructíferos para dar la sensación de bienestar y poder. Pero son paraísos engañosos, donde reina un poder ficticio y transitorio.

Uno de ellos, que da fortunas incalculables, es el de las drogas. Un comercio ilícito pero inacabable. Se mueven cantidades de dinero y su comercialización está asegurada en el mercado del narcotráfico. Produce gran rentabilidad para destruir a sus comunidades y enriquecer a sus fabricantes y distribuidores.

Con estos dineros ilícitos se compra a jueces débiles, fincas fabulosas donde se organizan fiestas con mujeres hermosas y despampanantes y hombres armados hasta los dientes; automóviles de último modelo y fastuosas edificaciones en los mejores sitios de las ciudades. Es el paraíso del confort, la apariencia, el despilfarro y la vanidad extrema.

Es un mundo ficticio y de apariencias que en cualquier momento puede desaparecer por encuentros con la Ley. Felicidades pasajeras y transitorias. Mujeres de losa con cuerpo de aserrín, como dice el viejo tango 

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