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Columnistas | PUBLICADO EL 14 marzo 2019

OJO POR OJO: EE.UU. ESTRANGULA A VENEZUELA

Por JUAN JESÚS AZNÁREZ

redaccion@elcolombiano.com.co

Estados Unidos está estrangulando a Venezuela. En realidad, la está destrozando. Es una destrucción que va muchísimo más allá de la capacidad o incapacidad de Maduro para gobernar. Cualquiera puede verlo. EE. UU. repite que todas las opciones están sobre la mesa. Parece, sin embargo, que ha aparcado la militar y prefiere arruinar el país, a sabiendas de que la ruina suele estar acompañada de caos y anarquía. Creen que con esa baza expulsarán a Maduro.

La impresión es que se está abordando la parte fácil del plan; en la difícil, Juan Guaidó va a encontrarse con una Venezuela desangrada, bloqueada y desestabilizada, y quizás con importantes sectores de la población, sobre todo de las clases populares, que lo ven como un usurpador, un títere de EE. UU. al que habrá que combatir con los mismos métodos utilizados para acabar con Maduro.

Esos sectores sublevados pueden recurrir al sabotaje, huelgas, cortes de carreteras, incendio de instalaciones públicas, atentados contra la infraestructura petrolera, células terroristas, campañas de intimidación, desabastecimientos provocados, expolio de medicamentos y equipos en hospitales y ambulatorios, y toma de barrios marginales, que quedarían fuera del control central; pueden recurrir también a los quintacolumnistas, a la infiltración de chavistas en las reorganizadas fuerzas del orden y clase de tropa del ejército. Una situación muy difícil de manejar.

La estrategia norteamericana de colapsar el país, apretando el cuello hasta el definitivo apagón, tiene dos caras: una coloca a Guaidó en la Presidencia, y la otra es que una nación colapsada puede ser ingobernable. El pescuezo chavista es grueso y resistente, pero el esfuerzo por conseguir un poco de aire resulta agotador. ¿Hasta cuándo podrán resistir los pulmones con ese hilillo de oxígeno? Ni idea. En todo caso, la muerte por asfixia es el desenlace más que probable.

¿Y qué va a pasar con Maduro? Pueden ponerlo en un bote, como al capitán William Bligh del Motín del Bounty, rumbo a Cuba, o simplemente lanzarlo por la borda. ¿Y qué pasará después con el buque si el nuevo capitán no conoce el significado de términos como eslora, manga o calado? Pues que los técnicos de EE. UU., que tiene muchos y muy buenos, le pondrán un piloto automático teledirigido desde Washington, mientras Guaidó se toma una piña colada en el puente.

Algunos panglosianos, los del optimismo infundado, dicen que Rusia y China podrían hacer algo más a favor de Maduro. No se moverán aunque sus portavoces gesticulen y denuncien vociferando. Simplificando, verán pasar su cadáver con esa curiosidad indiferente que provoca el infortunio de otros. La misma que siente uno cuando va por la calle, oye la estridente sirena de una ambulancia, voltea la cabeza para verla pasar a toda velocidad, vuelve a poner la cabeza en su sitio y sigue su camino como si nada, aunque quizá dentro iba una persona luchando desesperadamente por su vida. No hay que sentirse mal. Así son las cosas .

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