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Columnistas | PUBLICADO EL 26 noviembre 2022

Ojo con la transición energética vehicular

La decisión de prohibir la venta y circulación de vehículos a gasolina y diésel incrementará las emisiones en el Valle de Aburrá y la movilidad colapsará.

Por Juan Felipe Bedoya* - redaccion@elcolombiano.com.co

El Alcalde de Medellín anunció la decisión de prohibir la venta de vehículos a gasolina, con el fin de reducir las emisiones de Gases Efecto Invernadero. Luego, el mismo alcalde, aclaró que se trata de prohibir también la venta de vehículos diésel y restringir la circulación de vehículos con motores a combustión, bajo el argumento de similares iniciativas de ciudades en Europa.

Esta resolución tendrá consecuencias contrarias a su propósito: las emisiones se incrementarán de manera exponencial y la ciudad registrará un rezago importante en la adopción de tecnologías de transición hacia una movilidad cero emisiones. Adicionalmente, la ciudad colapsará por la limitada oferta de medios de transporte, y se deteriorarán las finanzas de la ciudad.

No hay discusión sobre la importancia de un desarrollo sostenible y la carbón neutralidad, pero la transición energética debe hacerse de comunidad a comunidad, atendiendo sus particularidades socio económicas.

La adopción de la electromovilidad en Colombia va a pasos lentos y la razón fundamental es que el ingreso per capita del país resulta ser insuficiente para adquirir vehículos eléctricos. El camino hasta la entrada en vigor de la decisión enfrenta dos limitantes: primera, la creciente diferencia entre el incremento del salario real y la devaluación, lo cual significa un deterioro de capacidad de compra. Y segunda, el precio de los vehículos eléctricos que, comparado con vehículos a combustión, es hoy más del doble.

BloombergNef ha estimado que las ventas de vehículos eléctricos para la región Resto del Mundo (donde está Colombia) representará menos del 30 % para 2035, año en el que entrará en vigor la medida para Medellín. Así las cosas, en 2035 tendríamos en Medellín un déficit monumental en la oferta de vehículos, cerca de 30 mil unidades en el mercado actual. Ahora bien, si la prohibición se impone en la venta exclusivamente, entonces el Valle de Aburrá se convertirá en el destino final de cuanto vehículo usado se encuentre disponible en el país y sus precios serán los más altos de Colombia. El parque automotor estará compuesto por vehículos menos eficientes que en el resto del país y la ciudad se marginará de la adopción de tecnologías de transición como los biocombustibles ó vehículos híbridos.

Sin embargo, si la prohibición se impone también sobre la circulación de esos automotores, entonces la catástrofe será total: de acuerdo con el Plan Maestro de Movilidad 2020 del Alcalde, el 32 % de los trayectos de los habitantes del Valle de Aburrá se realiza en vehículos con motores a combustión, bien sea motos 12 % y autos 20 %. Esto es el doble de los trayectos que atiende el Transporte Masivo. La posibilidad de desarrollar en 13 años elementos complementarios: nuevas líneas o metro ligero (reconociendo los avances del Metro de la 80 y la Línea S) con una capacidad del doble del sistema actual, parece poco realista por no decir imposible. Y, si a este descomunal esfuerzo, se le suma el reemplazo de todos los buses de Transporte Público Colectivo, que realizan el 18 % de los trayectos, entonces las finanzas de la ciudad colapsarán.

*Ceo Porsche Colombia

El análisis y las opiniones acá expresadas son exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen al medio o a las entidades a las cuales está vinculado.

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