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Columnistas | PUBLICADO EL 22 mayo 2022

Nos ofende Mariaca

La administración Quintero está naufragando en un mar de corrupción y politiquería, que le ha traído, como consecuencia, numerosas acusaciones ante los organismos de control. Medellín no se merece esto.

Por Bernardo A. Guerra Hoyos - cerocorrupcion@bernardoguerrahoyos.com

La secretaria de Gobierno Municipal, María Camila Villamizar, conocida como Mariaca, está liderando la oposición al alcalde encargado de la ciudad, doctor Juan Camilo Restrepo, a quien por todos los medios ha tratado de impedirle la labor encomendada por el presidente de la República.

Es una oposición que se está desarrollando como quintacolumnistas, en los peores términos y con la mayor deslealtad al Estado de derecho. Se ha dejado notar por la vulgaridad y la ramplonería, el lenguaje procaz, el irrespeto al alcalde, que no tienen antecedentes en nuestra ciudad.

La acompañan en esa vergonzosa e ilegal labor sus compañeros de gabinete, que no parecen funcionarios de alto nivel, sino un grupo juvenil de la primera línea, tirapiedras, groseros y desconsiderados con su superior.

María Camila llegó a esta ciudad a ejercer labores públicas nombrada por el alcalde Quintero, procedente de Cúcuta. Desconoce a Medellín y sus gentes por completo y no ha podido entender que en nuestro medio la función pública se ejerce no solo con apego a la ley, sino también con cumplimiento de las normas más elementales de cortesía y buen trato.

Cuando ha irrespetado al alcalde Restrepo, también nos ha irrespetado a todos los medellinenses y antioqueños. Cuando ha citado por su propia cuenta y riesgo al consejo de gobierno, cuando ha desconocido la autoridad del mandatario y ha asumido papeles que no le corresponden, también se está haciendo responsable por violar claras normas disciplinarias y administrativas.

Esta no es la administración que Medellín se merece.

La administración Quintero está naufragando en un mar de corrupción y politiquería, que le ha traído, como consecuencia, numerosas acusaciones ante los organismos de control.

Hasta ahora se ha pronunciado la Procuraduría, pero, seguramente, también vendrán otras decisiones de la Fiscalía y de la Contraloría Nacional, ya que la Contraloría municipal, lo mismo que la Personería, ha brillado por su silencio cómplice.

En razón de esto, por la inoperancia de la Personería, es que la procuradora ha tenido que asumir el control preferente de tales denuncias, no siendo la menor la abierta y descarada intervención de Quintero en favor del candidato del Pacto Histórico, hacia donde ha desplazado a varios de sus secretarios y hasta a su propia esposa.

Quintero, en la búsqueda desaforada de estrellato personal, en su loca carrera, acabó por estrellar a su administración.

La suspensión se la encontró después de buscarla durante sus dos años y medio de desastrosa gestión.

Desgraciadamente, las chifladuras del alcalde Quintero las imitan sus secretarios, que se sienten con autoridad para irrespetar al mandatario encargado, como la joven Villamizar, quien ha llegado en mala hora a Medellín, no para servirla, sino para agraviarla.

Post Scriptum: Los hermanos César y Darío Amar siguen tratando de acallar a quienes nos atrevemos a reprochar sus oscuros movimientos en la administración municipal y su extraño poder sobre el alcalde Quintero. Hasta ahora se han dedicado a interponer tutelas, que han sido desestimadas por los jueces. Esperamos que no recurran a otros medios que tampoco les son extraños 

Bernardo A. Guerra Hoyos

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