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Columnistas | PUBLICADO EL 16 marzo 2015

Necesitamos más nicanores

Por Gonzalo Pérez RojasPresidente de Suramericana

Más allá del empresario que todos conocimos, de la figura pública importante que fue, lo más relevante para mí del doctor Nicanor Restrepo fue su postura profundamente humanista. Eso marcó diferencia y es la gran enseñanza para todos lo que tuvimos la oportunidad de estar cerca de él y, en lo personal, por más de 30 años.

Siempre lo recordaré por su absoluta sencillez, su talante incluyente, su capacidad de ser un interlocutor válido, tanto con las personas de más altos conocimientos y cargos, así como con las personas en cargos básicos.

Aprendí de su ética y cómo una empresa tiene un compromiso social con el país, que va más allá del simple respeto por las normas, por los demás, que no basta que tengan utilidades y crezcan. Esa ha sido una lección personal e institucional para Suramericana.

Otro gran aprendizaje fue su total generosidad para que el país alcanzara la paz, una que empieza por la educación y va más allá de ceses al fuego y de hostilidades. Eso le implicó tiempo, exposición personal, posiciones que no son fáciles, pero era su permanente deseo durante casi toda su vida y tuvo fruto en la fundación Empresarios por la Educación, su semilla profunda de paz.

Faltan muchos “Nicanores Restrepo” en la dirección del país. Sin duda, todos los colombianos debemos aprender un poquito de él, y más los que tenemos responsabilidades sobre tantas personas, acerca de su compromiso absoluto con Colombia, con su crecimiento armónico y de cómo a través de la educación podremos tener más igualdad.

Dejando de lado la vanidad de decir que trabajamos al lado del doctor Nicanor, creo que nos queda la responsabilidad de ser capaces de continuar todas las metas que trazó y no defraudarlo. Pienso que él por su humildad nunca se habrá dado cuenta de lo relevante que fueron sus palabras en esas reuniones de horas en que se perdían los relojes.

Para mí siempre será el hombre cercano, amable, capaz de hablar de Balzac, de los cátaros y, al tiempo, ser el empresario y el político, en el buen sentido de la palabra. Su partida es muy dura para el país, para Suramericana y para mí.

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