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Columnistas | PUBLICADO EL 30 julio 2021

El liderazgo y la importancia de la seguridad psicológica

Por Agostinho R. Almeida@Agos_Almeida

Alto rendimiento; ser humano; ser líder; mantener un equilibrio entre la vida y el trabajo; ser amable pero firme; tomar riesgos pero lograr los resultados; ser creativo pero enfocado... Estos son solo algunos de los atributos que debemos desarrollar en las organizaciones modernas (¿agotador, no?). El concepto de individuos y equipos de alto desempeño ha sido parte del léxico de organizaciones durante décadas. Afortunadamente, la forma en que se promueve dentro de las empresas ha evolucionado a medida que avanzamos hacia estrategias más centradas en el ser humano y la necesidad de adaptarse a una economía basada en el conocimiento en la que la innovación y la creatividad son claves. Existen naturalmente diferentes variables y formas de lograr ese alto rendimiento; pero hoy me centraré en el liderazgo y la seguridad psicológica.

El liderazgo es una de esas cosas que se espera de todos. Puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso en cualquier sector o industria. Cada organización debe identificar y desarrollar el tipo de liderazgo que más se ajuste a su estrategia y contexto (geografía, cultura, etc.). Sin embargo, existen atributos de liderazgo transversales, no sólo por ser líderes sino para poder sobresalir en nuestro trabajo. Sacrificio y voluntad de poner a otras personas en primer lugar; coraje y adaptabilidad ante desafíos, errores e incertidumbres; orientación hacia el logro; disposición para aprender; un fuerte sentido de empatía; buenas habilidades de comunicación; y la creación de un ambiente de confianza. Las organizaciones y sus colaboradores deben integrar esto en una dinámica en la que la jerarquía es importante para promover el orden, pero el liderazgo debe asignarse en función de las capacidades necesarias para la tarea en cuestión.

En el libro reciente de Amy Edmondson “La Organización Audace” (del inglés, “The Fearless Organization”) ella define y analiza la relevancia de un entorno psicológico seguro como un elemento clave en el desempeño de las personas y las organizaciones. Particularmente cuando los empleados están colaborando al menos un 50 % más que hace 20 años (¡datos pre-covid!), se vuelve esencial tener un ambiente de trabajo que promueva el intercambio de conocimientos. Otros estudios han demostrado que la seguridad psicológica puede ser un factor aún más determinante en el éxito de los equipos de trabajo que los antecedentes individuales, la experiencia o la educación de sus miembros. Esto solo se logra con confianza y respeto mutuos, la realimentación sincera y clara y de que todas la voces se deben escuchar, independientemente de la jerarquía. Esto fomentará un entorno que permitirá contribuir con ideas, compartir información y reportar y -sobre todo- aprender de los errores, sacando mucho mayor provecho del talento individual y colectivo.

El liderazgo adecuado y la seguridad psicológica no son los únicos ingredientes necesarios para un alto rendimiento, pero no tenerlos es una receta para el desastre. Apuntar a la excelencia debe ser una experiencia satisfactoria en lugar de sólo un número en una hoja de Excel. Sobre todo cuando nos enfrentamos a la fatiga que resulta del trabajo diario, casi 18 meses de pandemia y ante la demanda cada vez mayor de capacidades técnicas y humanas

Agostinho J. Almeida

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