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Columnistas | PUBLICADO EL 24 diciembre 2020

El imposible manejo de lo desconocido

Por juan gómez martínezredaccion@elcolombiano.com.co

Cuando algo no se conoce, se hace imposible su buen manejo. Y voy a contar una historia para corroborar lo dicho y lo que pretendo comentar en este artículo.

Cuando el peor mandatario que ha tenido Colombia en su historia, Juanpa –como le gusta que le digamos– vino a Medellín, lo recibieron en un vehículo de la Alcaldía de la ciudad con su respectivo conductor, a quien en el José María Córdova le pidieron que le entregara el carro a otro conductor que había llegado con el presidente. Mario, como se llama quien fue a recoger al primer mandatario, le preguntó al recién llegado si él conocía la ciudad, este le contestó que no. ¿Entonces cómo va a proceder usted si algo se presenta y hay que sacar al presidente de urgencia o hay que llevarlo a un hospital? Con esa pregunta se dieron cuenta los recién llegados del gravísimo error que pensaban cometer. El vehículo lo manejó el conductor local.

Uno de los actos con el presidente fue en San Fernando Plaza, y allí un pueblo maltratado por el gobierno central se pronunció y se armó una protesta que hizo temer por la integridad del presidente. Hubo que sacarlo de urgencia del lugar de la manifestación. El chofer, conocedor de la ciudad, lo sacó, en contravía por la calle uno, Loma de Los Parra, y para así sortear las dificultades. ¿Qué hubiera pasado si el desconocedor de la ciudad estuviera conduciendo el vehículo? Son las consecuencias de cuando algo no se conoce y se pretende manejarlo.

En Medellín pasa algo similar: Un alcalde nacido en la ciudad, pero alejado de ella desde sus años de estudio. No la conoce como para manejarla con la confianza que da el vivir en ella y saber de sus falencias y los retos que ellos conllevan. Trajo un buen equipo, pero algunos de ellos desconocedores como el chofer de la historia. El alcalde llegó con la idea que se tiene en Bogotá, demostrada por el fatal presidente anterior cuando se lavó las manos con el problema de Hidroituango y dijo: ese no es problema nuestro, de su gobierno, es de Antioquia y lo tiene que resolver Antioquia. Tenía razón, la Nación no ha puesto un solo peso en toda la historia de EPM. El esfuerzo ha sido todo de la región que ha sabido crear y mantener la mejor empresa pública del país. Pero en tal emergencia presentada, hubiera sido importante una mano amiga de la Nación. Santos no era el amigo de esta región.

Con esa idea, con el desconocimiento sobre los hechos naturales en Hidroituango y con el querer de hacerse sentir, el alcalde Quintero empezó su mandato castigando a quienes han hecho un gran esfuerzo por sacar la obra adelante. No importa lo que le espera al país si la obra llegare a fracasar, lo importante era quedar bien con la capital y con las envidias de buena parte de Colombia.

Alcalde: Usted está dirigiendo a Medellín y su obligación es mejorar más cada vez a nuestra ciudad así no sean estas sus intenciones

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