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Columnistas | PUBLICADO EL 25 octubre 2021

CÓMO ASÍ QUE NO HAY GENTE BUENA

Por juan josé garcía posadajuanjogp@une.net.co

Cómo así que no hay gente buena, decente, de bien. Y cómo que nos da pena reconocer una evidencia tradicional, tejida a la historia de nuestro pueblo como característica distintiva de un modo de ser y de comprender y tratar la sociedad y el mundo. Una de esas falsas verdades que los estrategas de la propaganda demoledora de valores y principios han querido instaurar mediante el descrédito, la injuria y la ridiculización de la bondad y la decencia, es la de atribuirles a todas las generaciones sucesivas los antivalores de la picardía, la malicia y la mala fe, el aprovechamiento ilícito de los negocios y la asunción de convicciones y actitudes protervas como forma de vida.

Desde los días nefastos de la arremetida mafiosa empezaron a circular eslóganes y dichos orientados al desprestigio de las cualidades de toda una región y de un gentilicio. Esa construcción de estereotipos degradantes ha ocurrido en todos los lugares y épocas. No hay que hacer la lista de los casos, que salen a porrillo. A los paisas nos aplicaron esa marca infamante para desconceptuarnos. Y muchas personas la han aceptado sin analizar el fondo de mentira y mala fe que encierra. Resultó, entonces, que abundan los que se avergüenzan con los ejemplos de bondad y honradez y consideran las conductas viciadas como representativas de una mayoría sólo imaginaria.

Gente buena, decente, honorable, es la que se ve todos los días dando testimonio de su vocación ética, de su demostración constante de las condiciones propias de los buenos ciudadanos, de su capacidad de enseñar con el ejemplo. La hay en esta región y en todo el país. La comprobación más elocuente se reeditó el jueves en la emocionante ceremonia de proclamación de los merecedores de los diecisiete premios al Colombiano Ejemplar, efectuada por este gran periódico en el Museo de Arte Moderno. El jurado acertó en todas sus elecciones. Estoy seguro de que todos los que asistimos sentíamos una satisfacción íntima al ir conociendo los nombres de personas y empresas distinguidas. Me causaron particular complacencia el premio al formidable futbolista Juan Guillermo Cuadrado, la asignación del premio especial a José María Acebedo y la creación del nuevo premio por la salud.

Gente buena, decente y ejemplar la hay, con una presencia si se quiere discreta, y por eso se justifica destacarla, renombrarla. Así se desmienten tantas falsedades antihistóricas, tantas frases mentirosas y tantos atentados contra valores y principios que se renuevan y fortalecen cada año, como el pasado jueves. Creo que sí hay sólo dos razas humanas y me encanta citar la conclusión de Victor Frankl: “La raza de la gente decente y la raza de los indecentes”. ¡Cómo que no hay gente buena y decente!

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