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Columnistas | PUBLICADO EL 16 febrero 2019

Canta tu Canción

Por ALDO CÍVICOaldo@aldocivico.com

El pasado sábado escribí mi columna reflexionando sobre la trágica muerte del joven artista Legarda. Al día siguiente miles de jóvenes se reunieron en La Macarena para celebrar la vida de este artista, y para rechazar todas las formas de violencia que siguen marcando a Medellín y a Colombia. En medio de una tragedia tan grande, esta reunión masiva de jóvenes fue una nota de optimismo, de reconocer que el amor y la solidaridad tienen un poder superior al de las armas. De hecho, no hay nada más poderoso que una comunidad que se reúne alrededor de un propósito compartido.

La tragedia también puso en evidencia los valores, los logros, y el talento de Legarda, quien, a pesar de su corta vida, logró realizar muchos de sus sueños. Era un joven que había encontrado su propósito y lo estaba viviendo, gracias también al respaldo de sus amigos, de su familia, y de su novia, la YouTuber paisa Luisa Fernanda W, quien en el evento del domingo mostró de manera superior su fortaleza interior y su coraje. Aunque fue sesgada por la violencia, se podría decir que Legarda cantó con alegría la canción de su vida.

Esto me hizo pensar que la solución a la violencia es reconocer que todos somos una canción única e irrepetible, y que el papel de cada uno, así como de las comunidades que nos rodean, es recordarnos que somos una canción única y ayudarnos a expresarla. De hecho, esta canción es la esencia de cada uno que se expresa en un propósito de vida superior. Cuando esto pasa y es posible, la violencia no tiene lugar.

En la isla pacífica de Togo, cuando nace un bebé, las mujeres de la aldea realizan un ritual con la nueva madre. La llevan a ella y al bebé al bosque y se reúnen alrededor del espíritu recién llegado. Se sientan con este bebé, sintiendo el espíritu único de esta nueva vida, y luego, en cierto momento, una de ellas comienza a hacer un sonido musical. Otra mujer se suma al sonido, luego otra, y de esta manera la comunidad despliega la creación de una canción para ese bebé. La canción es completamente única y es solo para ese bebé.

A lo largo de su vida, en los cumpleaños y otros rituales, las mujeres se reúnen y cantan la canción. Y si el niño hace algo malo o se enferma, en lugar de castigarlo o darle medicinas, las mujeres se reúnen y cantan la canción para recordarle al niño o niña quién es él o ella. Así que la canción se convierte en una forma de apoyar el crecimiento de ese ser durante toda su vida. Y cuando la persona muere, la comunidad canta la canción por última vez y nunca se vuelve a cantar.

Para transformar nuestra sociedad, no solo necesitamos reconocer cuál es la canción única de cada uno, sino también, recordarnos que somos corresponsables para que esta canción se exprese en el otro. Tenemos que cuidarnos, recordándonos en los momentos de confusión, cuál es nuestra canción.

Aldo Civico

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