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Columnistas | PUBLICADO EL 03 septiembre 2021

Al borde de la incertidumbre

Por Agostinho J. Almeidaagostinhoa@gmail.com

“Ya no hay espacio para más excusas”. Estas fueron las primeras palabras que escribí en esta columna para EL COLOMBIANO en abril de 2020, solo un par de meses después del inicio de la pandemia del covid-19. Pero mi artículo no fue sobre covid-19; fue, más bien, una reflexión sobre el estado del mundo, el camino que hemos elegido como humanos y su impacto devastador en la sociedad y el único planeta en el que tenemos que vivir (con todo el esfuerzo de Elon Musk, Marte sigue siendo una posibilidad muy lejana).

Más que nunca, vivimos al borde de la incertidumbre y Colombia enfrentará durante los próximos meses más incertidumbre que nunca. La carrera por las elecciones presidenciales finalmente está ganando velocidad y no está claro en qué dirección se moverá el país. Para muchas personas, se ha alejado mucho de la discusión de izquierda versus derecha o liberal versus conservadora. Se está convirtiendo en una decisión entre el bien y el mal, entre construir un futuro y quedarse en el pasado, entre la esperanza y el miedo. Pero, sobre todo, creo que se centrará en el deseo tan profundo que sentimos por el cambio y la transformación: apuntar a combatir el cambio climático, a generar recuperación económica y desarrollo y a reducir la desigualdad, la violencia y la corrupción.

Pero, como ocurre con cualquier elección en un país democrático, al final será la suma de los votos individuales lo que decidirá el nuevo presidente: el derecho y deber que cada uno de nosotros tenemos en ejercer esa escoja. Como ocurre con cualquier decisión individual, nos influyen las inclinaciones políticas, las propuestas de gobierno, la familia y los amigos, o simplemente porque en ese día nos pareció que sí: una mezcla de motivos racionales y emocionales. Al final del día, el líder que elijamos en mayo (probablemente en agosto, en la segunda vuelta) será porque tendrá el mayor número de votos. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos votar sabiamente y de acuerdo con nuestras convicciones sobre lo que creemos que será lo mejor para el país.

Sin embargo, al mismo tiempo existe un alto nivel de incertidumbre relacionado con los precandidatos presidenciales. El número sigue siendo alto y sí, todavía estamos en el inicio del proceso; pero es crucial que los candidatos también elijan sabiamente a medida que nos acercamos a las elecciones, pensando en el propósito superior que buscarán para el país. No es el momento de egos, terquedades y polarizaciones, sino de unirse y garantizar que el país no caiga en las manos equivocadas (solo pregúnteles a nuestros vecinos norteamericanos cómo se sienten acerca de la administración Trump). Es hora de creer en Colombia y de tener esperanza en un futuro mejor. Pero ya no hay espacio para más excusas. La decisión estará en nuestras manos, tanto en las de los ciudadanos que ejercen su derecho de voto como en las de los precandidatos y partidos políticos, con sus campañas y propuestas de gobierno. La exigencia será alta para todos y debemos asumir con frontalidad y responsabilidad la participación en las próximas elecciones presidenciales 

Agostinho J. Almeida

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