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Imagine asistir a una cita médica en un país extranjero, donde el especialista que lo recibe no entiende su idioma y, probablemente, tampoco su cultura. Esa es la realidad de los migrantes latinoamericanos que viven en California, Estados Unidos. Y es aún más difícil cuando se trata de ciudadanos que viajaron de forma ilegal. Según reportó el Instituto de Política Pública de California, en un estudio difundido el año pasado, para 2014 al menos 2,3 millones de personas estaban indocumentadas en ese estado.
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De acuerdo con el portal Managedcaremag, cerca detres millones de personas deben acudir a un médico que no entiende su idioma y comunicarse con la ayuda de intérpretes. Por eso, un grupo de 30 médicos latinos, la mayoría mexicanos, viajará a California en abril, con el fin de atender a migrantes latinos por los próximos 3 años.
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Hacer realidad esta comitiva de salud no fue tarea fácil. El proyecto comenzó en 2003, cuando la Universidad Nacional Autónoma de México y el gobierno de California vieron la escasez de personal médico que cumpliera las condiciones necesarias para atender a los latinos. Pero, para ayudarlos hacia falta más que un deseo. Los médicos tuvieron que pasar instancias legales, demostrar que el currículo mexicano se ajustaba al de California, conseguir un permiso para ejercer en Estados Unidos e, incluso, hacer un curso sobre el sistema de salud de este lugar. Después de 15 años, el sueño se hizo realidad.
Andrés Benincore Robledo es uno de esos médicos, un colombo mexicano con raíces italianas que en su adolescencia vivió en esos pueblos a los que viajará en los próximos meses para ejercer su profesión. De esos días, entre San Francisco y Sacramento, Benincore recuerda que “en cualquier tienda todos hablaban en español, pocos sabían inglés” y muchos de esos latinos habían cruzado la frontera de forma ilegal para trabajar en ranchos.
Ahora Benincore es médico pediatra y cuenta que sus futuros pacientes no tienen la confianza de ir a las pocas clínicas que los pueden atender en California o ni siquiera tienen acceso al sistema de salud, por lo que ve en esta misión una forma de ayudar a las personas que vienen de su región.
Recordar las raíces
“La gran mayoría de los mexicanos tenemos familiares en Estados Unidos que han pasado de manera ilegal y todos hemos conocido alguna historia sobre lo que tienen que vivir para lograr una mejor calidad de vida. “Están desprotegidos”, cuenta Moisés Ramírez, un infectólogo pediatra nacido en Guadalajara, Jalisco. Como Benincore, Ramírez hace énfasis en que estas personas ven en su poco dominio del idioma inglés una barrera para recurrir al sistema.
Aunque en el mundo ya existen otros proyectos similares para atender a los migrantes y refugiados, como es el caso de las misiones lideradas por Médicos Sin Fronteras y otras ONG en zonas de conflicto, en este caso se trata de una idea desarrollada de manera exclusiva para la población latina y no tienen relación con conflictos, como sucede con ests ONG: “Es un proyecto que no ha existido antes”, destaca Ramírez.
Finalmente, para poder cumplir su misión médica, fue necesario buscar la aprobación de la Ley AB1045 en el estado de California, por lo que esperan que esta travesía humanitaria abra la puerta a que más médicos hispanohablantes puedan viajar a este estado para atender a los migrantes latinos que dejaron su tierra en busca de mejores oportunidades.