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Tahirah, la musulmana que aspira al congreso de EE. UU.

Esta mujer, de 44 años, debe vencer primero a Richard Neal, senador de Massachusets durante 29 años.

  • Tahiraj Amatul Wadud ha recogido para su campaña al Congreso de Estados Unidos 72.000 dólares. foto DE SU PÁGINA DE INTERNET.
    Tahiraj Amatul Wadud ha recogido para su campaña al Congreso de Estados Unidos 72.000 dólares. foto DE SU PÁGINA DE INTERNET.
10 de agosto de 2018
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Tahirah Amatul Wadud es abogada, está casada, tiene 7 hijos, presta sus servicios profesionales en áreas de derecho de familia, asuntos femeninos, solidaridad interreligiosa, niñez, raza y religión. Hasta ahí, esa es la descripción de una persona común y corriente. La perspectiva cambia cuando se considera que esta mujer, negra y musulmana, trabaja para ocupar una curul en el congreso del país que dirige el polémico Donald Trump.

No la tiene fácil. Ella lo sabe y ha ventilado públicamente esa “debilidad”. Para lograr su meta, debe primero vencer en las elecciones primarias, del 4 de septiembre próximo, al también demócrata Richard Neal, un legislador que suma 29 años de trabajo en el poder legislativo de Estados Unidos. Eso quiere decir que cuando la mujer afrodescendiente tenía 15 años, su rival político ya se estaba estrenando como congresista.

Las diferencias van mucho más allá de la edad. Las campañas proselitistas como las que se adelantan en Estados Unidos son costosas y Tahirah lo sabe.

Según reportes publicados por agencias de noticias, ella solo ha recolectado 72.000 dólares. En moneda colombiana eso son alrededor de 209 millones de pesos.

Neal, por su parte, ha recibido de sus simpatizantes y benefactores tres millones de dólares, o sea 8.700 millones de pesos. Tal suma equivale a más de 41 veces los fondos disponibles de Tahirah.

Enfrentada a realidades como estas, la mujer musulmana se rebusca los votos sorprendiendo en la calle a sus potenciales electores.

¿De qué les habla?

En la información oficial de su campaña se destaca que el centro de su eventual tarea legislativa lo pondría en “leyes que respondan a las necesidades de las mujeres y las niñas”, un planteamiento que está en línea con los asuntos que, justamente, ha desarrollado como activista y abogada.

Para una mujer que ha vivido en carne propia el racismo y la xenofobia, cobra mucho valor el interés en lo que llama la “alfabetización religiosa” y la eliminación de la retórica divisionista. Eso revela el afán de darle una escala mayor al trabajo que realiza en Massachusets y Nueva York, EE. UU., como consejera legal para congregaciones religiosas, protegiendo los derechos de libertad religiosa.

No menos cercanos a su campaña son los asuntos de la salud, área en la que promueve la implementación de una plataforma de atención médica de un solo pagador.

Su agenda la complementan la necesidad de más empleos, el crecimiento económico de Estados Unidos, planes para combatir el cambio climático, políticas de educación pública universal y oportunidades de acceso a internet confiable y de alta velocidad para los norteamericanos.

A sus 44 años de edad, Tahirah quiere ganarse el favor de los electores blancos y católicos. Ella es musulmana, un hecho que por la misma relevancia noticiosa que se le ha dado, visibiliza el gran esfuerzo que debe hacer para generar confianza dentro de su propia comunidad. En declaraciones a la agencia AFP, la candidata sostuvo que “no siempre hablo de religión porque no estoy buscando servir o liderar desde una perspectiva religiosa”. No obstante, reconoció que es en la fe en donde “encuentro el centro de mi fuerza”.

Duro, pero no imposible

Keith Ellison, de Minessota, fue el primer musulmán que llegó al Capitolio, concretamente a la Cámara de Representantes, hace 12 años. ¿Será Tahirah la primera musulmana en lograr la investidura de senadora?

“En política todo es posible. La prueba de ello es que Trump es presidente de Estados Unidos”, anota el investigador en geopolítica Juan David Escobar, para quien Tahirah podría tener su cuarto de hora si, por ejemplo, Richard Neal se enferma, le arman un escándalo o “mete la pata”. Además, dice, la mujer musulmana está en Massachusets, estado norteño del que afirma es racista y en el que le podría restar más puntos el hecho de ser musulmana.

Más optimista es Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico, quien destaca a favor de Tahirah que en Estados Unidos hay más de 20 millones de musulmanes, la mayoría de raza negra.

Para el experto en el islam, lo extraño de todo esto es que hombres y mujeres musulmanas hayan tardado tanto en ser congresistas en Estados Unidos. Es que, añade, después del cristianismo esa es la segunda tradición religiosa, por encima de los mormones, que ya tuvieron candidato presidencial en esa nación.

Para Zapata, Tahirah puede ayudar al despertar del islam en Estados Unidos, sacándolo de las sectas que tienen mucho dinero y dirigentes extranjeros. En su sentir, al mismo Trump le convendría que esta mujer saliera adelante, por la señal que daría en cuanto al ascenso de una dirigencia política joven.

US$3
millones en donaciones ha recogido Richard Neal, rival político de Tahirah.
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