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Este domingo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, visitó la escuela de Uvalde, Texas, en la que la semana pasada el joven Salvador Ramos asesinó a 19 niños y a dos profesoras.
En compañía de su esposa, Jill Biden, el mandatario norteamericano recorrió el centro educativo y consoló a las familias de los niños y niñas –en su mayoría menores de 10 años– que perdieron la vida en una de las matanzas más fuertes en los últimos años.
Entre los sitios en los que se detuvieron está el memorial dedicado a las víctimas, donde mantuvieron una conversación con la directora de la escuela, Mandy Gutiérrez, y con el superintendente del distrito escolar, Hal Harrell.
Una vez terminaron la charla en la que se acordaron apoyos, los Biden asistieron a una misa en honor a los 21 fallecidos. Tras ello, se reunieron a puerta cerrada con algunos de los supervivientes de la matanza de este martes y con familiares de las víctimas.
Al momento de pararse al frente del memorial, el presidente y su esposa depositaron un ramo de flores, leyeron detenidamente los nombres de los fallecidos y acariciaron algunas de sus fotografías. En medio de ese discurso, al presidente Biden se le alcanzó a ver con lágrimas en su rostro.
Por su parte, Rubén Cárdenas, que trabajaba con Joe García –quien murió de un ataque al corazón tras perder a su esposa Irma, una de las maestras asesinadas– valoró positivamente que el mandatario haya viajado hasta el lugar de los hechos para ofrecer unas palabras al respecto.
“Diga lo que diga, saldrá de su corazón. Está aquí para dar su consuelo a las familias, para decirles que no se les olvidará. El mundo entero está paralizado por lo que ha ocurrido a estos niños pequeños”, señaló ese ciudadano.
Honores a las víctimas
La reunión de este domingo en la que estuvo presente el presidente Joe Biden pasó a ser uno de los tantos homenajes que se han rendido desde el martes pasado a los 19 menores y las dos maestras. Luego de que se mantuvieran izadas las banderas de Estados Unidos en edificios oficiales y casas de vecinos hasta el pasado 28 de mayo, en el homenaje de este domingo estuvieron acompañando a los familiares unas 600 personas.
La ceremonia tuvo lugar en la Iglesia católica del Sagrado Corazón de Uvalde, en cuya entrada estuvo el arzobispo Gustavo García Siller para recibir al presidente y su esposa.
Al ser una localidad cercana a México –en la que viven muchas personas de habla hispana–, antes de que se celebrara la misa en inglés se había realizado otra en español. En esa misma iglesia se llevó a cabo, en la noche del sábado, una vigilia a la que acudieron decenas de personas que cantaron y leyeron una a una las historias de cómo eran los niños fallecidos.
Armas: el centro del debate
Tras la masacre en Uvalde, Texas, no solo Joe Biden se mostró en rechazo al descontrol en la compra de armas que hay en su país. La vicepresidenta Kamala Harris también se mostró desolada por la masacre y en desacuerdo con el manejo de armas como el rifle que habría usado Salvador Ramos para cometer el tiroteo en la escuela.
La discordia por parte de los líderes de la Casa Blanca es con el Congreso, en el cual se ha mantenido vigente el porte de armas en Estados Unidos, pese a que el historial de tiroteos ha cobrado varias vidas a lo largo de los últimos 22 años.
En efecto, el 30 % de los adultos posee al menos un arma de fuego en su casa. Y un caso particular es el de Texas, uno de los estados del sur en los que es más fácil conseguir un arma.
Mientras las fuerzas en el Congreso se agrupan para hacer un debate de fondo dirigido a restringir el porte, la comunidad de Uvalde agradeció la presencia de Biden, pero también pidió celeridad para que en casos como este la Policía actúe más rápido, ya que algunos pobladores consideran que se pudieron salvar algunas vidas.