Una primera lectura del ingreso a la junta de los ministros Cecilia Álvarez-Correa, de Transporte, y Luis Felipe Henao, de Vivienda, estimó que ahora sí habría más atención del Gobierno central hacia el Metro, respetando la sana independencia desde el punto de vista gerencial que le ha permitido desarrollarse al margen de cualquier injerencia o interés político.
Quisiéramos seguir creyendo que estos nombramientos se enmarcan en esa filosofía y obedecen al interés de darle línea directa a la junta del Metro con la Presidencia de la República. Pero hay consideraciones que hacen pensar que no se pueda asumir esa suposición sin antes hacer varias preguntas. Por ejemplo, las derivadas del interés que puede haber en el alto nivel de la contratación pública. Una sola obra como el tranvía de Ayacucho tuvo contratos por 700 mil millones de pesos. En 2013, los contratos sumaron 1.1 billones de pesos. El solo tranvía de la 80 requiere 1.8 billones.
El Metro vincula, además, a 1.360 trabajadores. Y desde hace 18 años (cuando comenzó a rodar luego de superar innumerables problemas en su construcción, en buena parte derivados de obstáculos del gobierno central), sigue aumentando el afecto de la gente.
Si durante estos años la región ha manejado de manera independiente y acertada esta empresa, como lo demuestran sus indicadores y la percepción ciudadana, no es entendible hoy que el Gobierno Nacional quiera tener una representación política con dos funcionarios.
El Gobierno Nacional tiene más de la mitad de los miembros de la junta (cinco de nueve), pues así lo impuso a cambio de otorgar la garantía de la deuda. Y eso sin contar que la Ley de Metros, posterior a la construcción del Metro de Medellín establece un aporte del 70 por ciento de la Nación y el 30 por ciento de la región. En Antioquia la relación ha sido 60-40, pero inversa: el 60 por ciento lo pone la región.
Para preservar la independencia en la contratación y ejecución de proyectos, blindándolo contra manejos políticos, en el Código de Buen Gobierno del Metro se incluyó la cláusula que los representantes del Gobierno serían particulares, siguiendo el ejemplo de Empresas Públicas de Medellín. Nadie duda de la calidad de los miembros privados que vienen a aportar a la junta desde su excelencia gerencial comprobada.
Se ha dejado entrever que la misión de la nueva junta es proceder a un cambio en la gerencia del Metro sin que exista una razón relevante contra su gerente Ramiro Márquez, quien por 13 años ha ejercido el cargo con liderazgo, honestidad y competencia.
Es verdad que las personas no deben eternizarse en los puestos y estamos de acuerdo con que el cambio es una característica inherente a las empresas, pero no es aceptable que se dé un relevo en la gerencia del Metro, considerándola como una cuota política, pues ya en el pasado se han registrado intentos de esta naturaleza.
El presente y el futuro del Metro no es negociable, pues un principio medular ha sido la independencia de su junta, que le ha permitido un importante desarrollo con indudables beneficios para la calidad de vida de los habitantes del Valle de Aburrá. Con el nombramiento de dos ministros el riesgo de politización es mayor.
ES IMPORTANTE OXIGENAR LA PARTE ADMINISTRATIVA, DICE EL SINDICATO
Por RUBÉN CATAÑO
Presidente del Sindicato de Trabajadores del Metro (Sintrametro)
El sindicato espera que la nueva junta del metro de Medellín nos escuche y pueda tener una interacción con nosotros, para trabajar en equipo porque para nosotros es primordial mantener el buen ambiente laboral de la empresa, por el bien de la comunidad.
Es importante que la nueva junta directiva tenga información de primera mano, por parte de los trabajadores, sobre el funcionamiento de la empresa, para sacarla adelante.
Y por eso me parece importante que en la junta estén dos ministros, porque la Presidencia de la República puede tener información directa sobre el funcionamiento de la empresa, para beneficio de los trabajadores y de los usuarios.
La administración que tiene la empresa ya tiene más de doce años, y ha sido muy sesgada con respecto a los trabajadores y por eso es importante oxigenar la parte administrativa.
El metro ha crecido, no solo por sus directivos, sino gracias al trabajo de sus empleados y trabajadores, y por eso hay que tener más en cuenta las expectativas de todo su personal y para eso se constituyó hace 10 meses este sindicato, que hoy tiene 450 trabajadores afiliados, de los 1.327 trabajadores que había cuando se creó el sindicato.
A la nueva junta le damos la bienvenida y los invitamos a que dialoguen con nosotros.