Josef Fritzl, el jubilado austríaco acusado de encerrar y violar durante 24 años a su hija, con la que tuvo siete niños, fue sistemáticamente maltratado por su madre, lo que generó en él "pretensiones de dominio" hacia las mujeres.
Así lo recoge el estudio psicológico realizado al "carcelero de Amstetten", tal y como afirma en su edición de hoy el diario sensacionalista austríaco Österreich, que destaca que el documento explica el ambiente de humillaciones en las que se crió.
Según ese peritaje, Fritzl describió en sus entrevistas con una psiquiatra que en su infancia sufrió numerosas agresiones por parte de su madre y que se crió en un ambiente ajeno a las necesidades infantiles.
Sin embargo, el informe concluye que pese a "graves alteraciones de la personalidad", Fritzl es "imputable" y puede ser declarado culpable, por lo que se celebrará el juicio.
Debido al peligro de que en el futuro Fritzl "cometa actos con graves consecuencias", Österreich asegura que el peritaje recomienda que, en caso de ser condenado a prisión, el presunto criminal debería ser ingresado en una institución psiquiátrica.
Su infancia le predispuso a una "invalidez emocional" y las continuas humillaciones deformaron profundamente su personalidad.
En ese sentido, el informe, al que Österreich asegura haber tenido acceso, apunta que el presunto violador es incapaz de sentir compasión y que debido a la cólera contra su madre, desarrolló una desconsiderada "pretensión de dominio" hacia las mujeres.
De su soledad surgió la "necesidad" de "poseer a una persona sólo para él", según recoge el acta citada por el periódico.
Antes de encerrar a su hija Elisabeth en un sótano, de que abusó durante 24 años, Fritzl ya había sido acusado de haber violado a una mujer.
A través de su comportamiento sexual y de la brutal dominación hacia las mujeres, Fritzl pretendía compensar las humillaciones de su madre.
Él mismo aseguró a la psiquiatra que le entrevistó: "Nací para la violación y pese a ello, aún me contuve largo tiempo".
Fritzl era incapaz de ver los riesgos o consecuencias de sus actos y era capaz de adaptar su visión del mundo a sus expectativas.
El jubilado de 73 años llega a afirmar que ofreció a su hija y a sus hijos-nietos prisioneros en el sótano "la mejor vida posible, teniendo en cuenta las circunstancias".
"Les llevé material escolar para que su madre pudiera darles clases. Y también les ofrecí juguetes, columpios e incluso mascotas", explicó el acusado.
En su declaración a la Policía tras escapar al encierro, Elisabeth declaró que su padre les castigaba dejándoles a oscuras o les hacía pasar hambre.
Fritzl, que confesó haber dejado de mantener relaciones sexuales con su esposa, llegó a declarar que le "hizo tantos niños" a su hija para que siempre se quedara con él ya que "como madre de seis ya no sería atractiva para otros hombres".
Durante los 24 años que estuvo encerrada en el sótano, Elisabeth dio a luz a siete niños, tres de los cuales fueron adoptados oficialmente por Josef y su esposa, Rosemarie, tras simular que la hija-madre había huido para refugiarse en una secta desconocida y había abandonado a sus bebés delante de la casa de sus padres.
Los otros tres hijos-hermanos de Elisabeth nacieron y vivieron siempre bajo tierra, sin ver la luz del sol hasta el pasado abril.