Honor, alma, sentimiento, motivación y esperanza son algunas de las cosas que ponen en juego Nacional e Independiente Medellín siempre que se enfrentan.
Si hay alguna duda de ello con solo analizar las palabras del asistente verde, Víctor Hugo Aristizábal, del técnico rojo, Santiago Escobar, y de dos jugadores de ambos equipos se podrá comprobar la veracidad de tal premisa.
Aristi dice que "en los clásicos de poco sirven la estrategia, la táctica y la estadística, ya que se juega es con el corazón".
Sachi, que ha tenido la fortuna de defender las dos camisetas, asegura que "este es el partido que nadie quiere perder, el que nos sube el ánimo y el que colma la atención en toda una semana o más".
Así es. Antes de que saliera el calendario de la semifinal, los integrantes de ambos equipos estaban más preocupados del compromiso de esta noche (8:30 p.m. en el estadio Atanasio Girardot) que del rival de la primera fecha. Y ¡qué decir de los aficionados!
Y no es por capricho, es porque en esta clase de partidos todos se entregan al máximo, nadie quiere estar por fuera y el botín, que no pasará de tres puntos, adquiere un valor especial para los que resuelven las cosas en la cancha y para los que sufren o gozan en las tribunas.
El de hoy puede ser igual o más significativo que el 1-1 del 2002 cuando Juan Fernando Leal (rojo) y Jorge Agudelo (verde) celebraron sus goles así jugaran a puerta cerrada por una sanción.
El de hoy también podría tener un valor parecido a los dos jugados en junio de 2004, año en el que DIM le ganó el título a Nacional.
Lo especial del clásico 255 está en que el onceno que gane será el líder en solitario del cuadrangular A y se perfilará para la final de la Copa Mustang II.
Si los verdes se llevan la victoria llegarán a 4 puntos. Y si son los escarlatas, darían un paso determinante en sus aspiraciones finalistas al completar 6 unidades.
Con razón el volante verde Jairo Palomino indicó que "este compromiso es el que todos queremos ganar y en el que vencer es la única meta".
Es un hecho que la motivación es máxima para la ocasión, más cuando este semestre las cuentas entre ambos van 2-2.
"En los clásicos no importan posiciones, estilo, ni jugadores; son partidos mano a mano y cualquiera puede ganar", certifica el volante rojo Iván Corredor.
Y seguramente así será porque las ganas y las expectativas parecen ser infinitas y la tensión grande.
Pico y Placa Medellín
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