Las minas terrestres parecen no acabarse en el planeta a pesar de los ingentes esfuerzos de muchos Estados por retirarlas y destruirlas.
Sin embargo, nos preocupa que Venezuela no haya comenzado con la limpieza de estas terribles municiones, sobre todo en la zona fronteriza, por considerar que es una forma para detener la entrada de la guerrilla de las Farc a su país.
Hasta qué punto puede prevalecer una "estrategia militar" sobre la vida de miles de campesinos y de niños que en forma inocente pierden sus vidas o resultan gravemente lesionados.
No faltaba más que en una época en que el mundo entero lucha por la erradicación de estos artefactos de la muerte, nuestro vecino desconozca el tratado de Prohibición de Minas y el llamado a realizar todo lo que contribuya a humanizar la guerra.
Hay que hacer hasta lo imposible por desterrar estas minas de dolor.
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