El presidente Felipe Calderón dijo ayer que México no frenará su campaña contra los carteles de la droga a pesar del asesinato de ocho militares, que fueron decapitados, en el mayor ataque contra el Ejército desde que inició hace dos años su lucha contra el narcotráfico.
12 cadáveres decapitados fueron encontrados el domingo en Chilpancingo, Guerrero, de los cuales se identificaron ocho soldados y un ex mando policiaco.
Estas nueve cabezas fueron localizadas dentro de una bolsa abandonada en un centro comercial y los cuerpos fueron encontrados en una autopista.
"Estamos decididos a llevar esta lucha en todas sus consecuencias, a la violencia del crimen responderemos con la acción firme del Estado", dijo Calderón.
En lo que va del año, la violencia generada por traficantes de drogas ha dejado más de 5,300 muertos, más del doble que los registrados en el 2007.
"No daremos un paso atrás en esta lucha ni habrá tregua ni cuartel para los evidentes enemigos de la patria", agregó el mandatario.
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