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Los deportistas que viven la madrugada

CUANDO EL SOL todavía está lejos de salir, algunos madrugadores irrumpen en la unidad deportiva Atanasio Girardot y son los primeros atletas del día. Desde las 4:30 a.m. se puede ver gente tanto en la pista de atletismo como en las piscinas del Complejo Acuático.

  • Los deportistas que viven la madrugada | Juan Fernando Cano | Además de doña Libia Martínez, varias personas llegan desde las 5:00 de la mañana a las piscinas del nuevo Complejo Acuático. Una de ellas es Vicky Trujillo, famosa en la radio antioqueña, quien a esa hora ya está en el agua. El primer curso de Madrugadores arranca a las 6:00 de la mañana.
    Los deportistas que viven la madrugada | Juan Fernando Cano | Además de doña Libia Martínez, varias personas llegan desde las 5:00 de la mañana a las piscinas del nuevo Complejo Acuático. Una de ellas es Vicky Trujillo, famosa en la radio antioqueña, quien a esa hora ya está en el agua. El primer curso de Madrugadores arranca a las 6:00 de la mañana.
26 de mayo de 2010
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Libia Martínez se levanta en la noche, a diario, esperando esos dos segundos en los que siente nacer de nuevo. "Es el prana, lo siento cada dos o tres años en cada madrugada en la piscina. Es lo más bello que me puede pasar".

Todos los días, Libia llega a "tocar" la puerta de las piscinas de la unidad deportiva Atanasio Girardot. Son las 4:30 a.m., hace un frío que quiebra los huesos, pero Libia quiere echarse al agua.

"Son las únicas horas del día en que no siento dolor, mis horas felices. Nado, hago terapia, me siento totalmente feliz", dice Libia, la primera mujer que madruga a hacer deporte.

Desde esa hora, las 4:30, comienza a llegar gente a la unidad deportiva. Esos pasos rompen un silencio sepulcral, en el que se escuchan algunos pajaritos, y en el que los gigantes de cementos, esos que rugen los domingos, parecen bestias dormidas.

Con un cielo negro y a veces encapotado, llegan los primeros, casi siempre a las piscinas y a la pista. A esa hora está juiciosa Libia, quien por una enfermedad prefiere que no la toquen al momento de nadar pues siente dolor profundo.

"Por eso madrugo, para estar sola. Aunque cuando comienza a llegar la gente ya me reconocen y son muy respetuosos. Desde mi lugar yo los molesto y trato de hacer amable la madrugada", dice Libia, quien tiene la carta en que libera de responsabilidad a la Liga. "Sé que es un peligro, pero es mi mejor momento", explica Libia, quien explica ese prana (energía vital) de los amaneceres, lo ha sentido un par de veces desde que va la piscina antes del alba. "Es la felicidad real".

Afuera de la piscina, y con los primeros vagones del metro pasando como música de fondo, llegan los que prefieren darle vueltas al estadio, mientras pasan los carros repartiendo periódicos, y sirenas de policía.

"Es la hora perfecta para salir de caminata. Lo hago todos los días, sin falta, desde hace 15 años. Ni siquiera los festivos paro", explica José Luis Carvajal, empleado oficial, y quien de sudadera de tela y chaqueta impermeable, trata de robarle horas a un día, que para él, terminará sobre las 11:00 de la noche.

Los de atletismo
En la pista de atletismo solo se ve una luz en la entrada y la profundidad de la noche. Son las 4:50 a.m., y en un costado, dos generaciones distintas ya le dan vida a la pista de los dos azules.

Sobre los carriles internos está doña Emilia de Fontán, quien lleva varias décadas con la misma rutina. Son 85 años de vida, pero una vitalidad bárbara para estar en pie antes de las 4:00 a.m.

"Tenía un entrenador con el que practicaba a las 6:00 de la mañana, pero mis ocupaciones me llevaban a madrugar cada vez más. Ya trato de llegar antes de las 5:00 a.m., para que me rinda el día", sostiene Emilia, rectora del Colegio Fontán, pero a la vez la campeona suramericana senior master de los 100 y 200 metros planos.

No es una simple caminadora. Entrena con método, sabe cómo regular las cargas y tiene más velocidad que los que recorren la pista como trotadores mañaneros.

"Marco mis tiempos, hago ejercicios diferenciados, troto una vuelta, corro la otra. Tengo un entrenamiento más allá del sentirme bien", anota doña Emilia, una española que llegó hace medio siglo a Medellín y hoy se mantiene como de 20.

Sobre las colchonetas del salto con garrocha está Juan Bernardo Pérez, con seis décadas menos que Emilia, pero con la misma alma madrugadora. "Fui atleta competitivo hasta los 22 años, cuando la universidad no me dejó más. Ahora con el trabajo, son pocos los momentos que me quedan".

Para cumplir con su rutina, Juan se levanta a las 4:00, hace ejercicio hasta las 6:30 a.m., se va a trabajar a las 7:00 hasta las 5:00 p.m., cuando agarra para la universidad y está en clase hasta las 10:00 de la noche.

"Madrugo sin problemas, es algo que me gusta hacer", sostiene Pérez, quien es empleado de una empresa de telecomunicaciones.

A las 5:27 de la mañana, exactamente, comienza a verse más claro el cielo del martes. Es una invitación para que salgan los deportistas de alta competencia.

La pista se llena de trotadores, mientras que a las piletas llegan los estudiantes y los seleccionados de Antioquia.

A Libia se le acaban los minutos de placer. "Pero ya tengo ánimo para seguir todo el día. Solo me queda esperar que suene el despertador a las 3:00 a.m. y sea hora de volver al agua".

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