Laureano Forero, o Nano, como prefiere que lo llamen, es un referente obligado y altamente apreciado en el ámbito de la arquitectura colombiana.
Y ahora, cómo no, en el escenario internacional: la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires le concedió el premio latinoamericano, en reconocimiento a su vida y obra.
Un galardón que es regocijo para un hombre que sabe disfrutar de las cosas sencillas de la vida. Y para un profesional que se propuso, y consiguió, construir obras dignas y de calidad en los sectores populares de Medellín. Como testimonio está la obra a la que Nano le tiene más cariño: la sede de Comfama en el barrio Aranjuez.
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