Justo hoy hace 23 años fue asesinado a las 7:15 de la noche, a pocos metros del diario El Espectador , Guillermo Cano, un periodista valeroso que a través de su emblemática columna " Libreta de apuntes " denunció cómo el dinero de la mafia y el narcotráfico había corrompido la política. No sé si muchos recuerden que fue él quien develó el 25 de agosto de 1983 el pasado oscuro de Pablo Escobar Gaviria, en ese entonces representante a la Cámara y quien en 1976 había sido detenido con varios kilos de cocaína.
Durante ese tiempo las denuncias de El Espectador fueron permanentes. La intención era que bajo ninguna circunstancia el narcotráfico se pavoneara en diversos círculos de poder y se fortaleciera hasta abrir la boca para devorarse al país como efectivamente lo hizo y lo sigue haciendo.
El 6 de noviembre de 1983, por ejemplo, Guillermo Cano tituló su columna: " ¿Dónde están que no los ven? " en la cual denunciaba el porqué Pablo Escobar y su primo Gustavo seguían "gozando de cabal libertad como si las órdenes de los jueces no fueran de obligatoria obediencia por parte de las autoridades encargadas de hacer efectivas las capturas de los delincuentes convictos o de los presuntos delincuentes (?) Se sabe quiénes son y por dónde andan los fugitivos de la justicia; mucha gente los ve, pero los únicos que nos los ven son los encargados de ponerlos, aunque sea transitoriamente, entre las rejas de una prisión".
Guillermo Cano nunca se quedó en silencio, tenía muy claro cuál era su papel como periodista, sabía muy bien que una sociedad que guarda la esperanza, debe tener entereza para erradicar definitivamente cualquier mal que se empiece a tolerar; sólo así, como lo escribió en su última columna la misma noche cuando lo mataron, "(?) el talante colombiano será capaz de avanzar hacia una sociedad más igualitaria, más justa, más honesta y más próspera."
El asunto es que no sé que tan cerca estemos de eso cuando el narcotráfico hizo metástasis y hoy se cultivan en el campo y las ciudades desigualdades, injusticias y desasosiegos. Las autoridades se acostumbraron a "no ver las cosas" cuando "vigilan" y dan la impresión de que actuar, tomar medidas profundas es peor. No les da vergüenza ni siquiera que los ciudadanos sepan que ellos saben quiénes delinquen en los barrios y, por lo visto, les da lo mismo que la tranquilidad no exista. ¿Por qué no los ven? ¡Con qué cara se hacen nombrar autoridad y exigen respeto!
Ya no importa si, por ejemplo, las mafias de las drogas celebran sus aniversarios en el Barrio Antioquia desde hace más de 30 años donde hay más de 15 expendios de droga, ni que los organismos oficiales sepan dónde operan las "ollas" de la ciudad donde niños y jóvenes le quitan poco a poco esperanzas a la vida. Igual, aquí no pasa nada.
En fin, desde hace 23 años cuando el narcotráfico mató a Guillermo Cano, las cosas no han cambiado mucho, pero igual los periodistas y los ciudadanos debemos fortalecer con entereza la intención de no quedarnos callados; sólo así, tal vez, podamos acabar de una vez por todas con esas fuerzas "intocables" que tienen en agonía al país desde que nació.
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