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Expulsados por la guerra

El desplazamiento forzado es un delito de lesa humanidad que va en aumento por causa de conflictos no resueltos y que exige mayores compromisos de los gobiernos y de la sociedad para ponerle freno.

  • ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
    ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
20 de junio de 2014
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Existe en Colombia un drama humanitario que para los habitantes de las ciudades pasa casi inadvertido, salvo por algunas imágenes en los medios de comunicación o cuando observan en un semáforo a una familia pidiendo ayuda con un cartel que anuncia: Desplazados. En esta palabra se esconde el dolor de perderlo todo y salir huyendo para preservar la vida.

Por causa de esa guerra que azota al país desde hace 50 años -que ha perturbado en forma dramática la convivencia nacional- y por acciones del crimen organizado y de la delincuencia común, Colombia es hoy uno de los países con mayor número de desplazados.

El informe publicado ayer por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) para 2013 registra 5.4 millones de personas víctimas del desplazamiento forzado interno en Colombia, desde 1997.

Cifras aún no consolidadas hablan de la persistencia de este fenómeno, por la ocurrencia de nuevos eventos de desplazamiento forzado. Tres regiones de Colombia concentran más de la mitad del éxodo: Buenaventura (Valle del Cauca), Guapi (Cauca) y Ricaurte (Nariño), a las que se agregan otras zonas que generan desplazamientos internos, en forma recurrente, como es el caso de Medellín.

Según el Informe de Derechos Humanos de la Personería, la capital antioqueña registró 6.004 personas víctimas de desplazamiento forzado intraurbano en 2013. Desplazamientos generados por la presión ejercida por bandas delincuenciales en las comunas, como fruto de amenazas, reclutamiento ilegal de menores de edad, control territorial y atentados contra la libertad sexual. Las mujeres son las principales víctimas del conflicto armado y de la violencia en las comunas, con una incidencia del 55 por ciento del total.

Sean hechos aislados o fenómenos masivos de desplazamiento por causa de la guerra, es un delito de lesa humanidad que lesiona en forma grave la dignidad de las personas, pues frustra sus proyectos de vida.

Y resulta altamente deplorable que Colombia, donde incluso algunos sectores políticos ponen en duda la existencia de un conflicto armado interno, sea el segundo país con más desplazados en el mundo, superado solo por Siria, con 6.5 millones de desplazados, y por encima de la República Democrática del Congo (2,9 millones) y Sudán (1,8 millones).

El Informe de Acnur, "Tendencias Globales", da cuenta de 51.2 millones de personas en situación de desplazamiento forzado al final de 2013, una cifra mayor al número de desplazados durante la Segunda Guerra Mundial. Tal número equivale a la población del vigésimo sexto país con más habitantes. Algo así como España o Canadá.

El drama que crece a razón de 32 mil desplazados por día. Es como si todas las personas que salieran de un estadio de fútbol, de capacidad promedia, no pudieran regresar en la noche a sus casas.

Esta condición de destierro, incluso dentro de su propio territorio nacional, es una tragedia humana que interpela a las conciencias de los gobernantes y en cada país, la sociedad debe propender por compromisos políticos para contener el éxodo de quienes se ven obligados a dejar su casa y sus tierras como consecuencia de conflictos no resueltos o la presencia de actores armados que violan, en forma sistemática, el Derecho Internacional Humanitario.

De ahí que cuando se piensa en la paz, se requiera poner el acento en las víctimas, pasadas y futuras, para que dramas como este tengan algún día un freno, por consideraciones meramente humanitarias, independiente de las graves repercusiones económicas que este flagelo representa para el país.
Contraposición

MIENTRAS SE PONE FIN AL CONFLICTO HAY QUE BUSCAR ACUERDOS HUMANITARIOS

Por MARCO ROMERO
Director de Codhes (Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento)


La Unidad de Víctimas y Codhes presentamos, con  acompañamiento de la Corte Constitucional, un informe que muestra que el desplazamiento se sigue produciendo en Colombia, pero no en las dimensiones de años anteriores. Para 2013, Codhes reportó  219.000 personas desplazadas y la Unidad de Víctimas 164.000, pero ellos no han consolidado todavía todo el registro de posibles víctimas.


Durante el Gobierno del presidente Pastrana fue cuando se presentó un fenómeno más radical de desplazamiento. En la era del presidente Uribe, en sus dos gobiernos, hubo más de 2.5 millones de desplazados y en el gobierno del presidente Santos la cifra es de unos 600 mil.


Para frenar este desplazamiento lo importante es cerrar el conflicto armado. Hemos respaldado el proceso de paz porque consideramos que la única forma de reparar esta tragedia es mediante una salida política.


Y mientras tanto hemos llamado la atención sobre la necesidad de hacer acuerdos humanitarios -si el gobierno mantiene el modelo de negociación en medio del conflicto- en regiones particularmente golpeadas como el Pacífico colombiano, donde se han presentado en los dos últimos años más de 200 casos de desplazamiento forzado.


La sociedad es cada vez más consciente de la magnitud del problema, pero se ha acostumbrado a convivir con el desplazamiento como si fuese una variedad más de la pobreza.

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