El Parque Obrero de Itagüí este domingo era una locura: Saltimbanquis, niños adornados con sombreros de aluminio, mujeres jugando parqués en el suelo, camas rodantes con señores y señoras en pijama, estatuas desnudas que se movían al calor de una moneda y muchachos felices dando abrazos gratuitos.
Uno de ellos era Daniel Sierra. Es estudiante de idiomas de la Universidad de Antioquia y desde hace unos meses, con un grupo de amigos, puso a rodar una idea que traían desde hace rato en la cabeza: dar abrazos sin cobrar.
"Venimos a este día de la pereza para darle a la gente un abrazo de forma gratuita. Y aunque muchas personas nos ven y se ríen, hay otros que nos toman en serio y nos piden un abrazo bien fuerte".
En efecto, lo que parecía el día de la locura y la imaginación exagerada, fue la celebración, ya tradicional, del día mundial de la pereza en Itagüí.
¿Tomarla suave?
Cuando la idea era tomarla suave, en calma, un alto en el camino, la gente estaba desbordada buscando cada una de las actividades programadas, como caricaturas, globos (los niños salían con una bomba en forma de espada), escultura con arcilla y pintura de calle.
David Oquendo estaba en esas con su grupo 03 Quimbaya de los scouts. Llegó desde temprano para ponerse a pintar el asfalto con mensajes de paz y amor, que eran bien recibidos por sus compañeros de grupo.
"A mí lo que más me da pereza es la pereza. A veces es muy difícil levantarse o hacer algunas cosas, pero por eso es bueno este tipo de actividades que fomentan la creatividad", dijo.
También había tablas de ajedrez con serios competidores y niños en caballitos de madera iban de un lado a otro.
En otra esquina, un grupo de rock hacía presencia, a pesar de la oposición de las autoridades municipales. César Rodríguez, el líder de Daniel Rock (como se llama el grupo) quiso estar allí porque era una fiesta en la que todos tenían cabida.
"Me da pereza Álvaro Uribe y los medios de comunicación acomodados. Eso me da pereza. Pero todo lo anima la música", dijo.
Después, vinieron las carreras de camas (con breve aparición de la lluvia), de pijamas y de las estatuas humanas. Realmente, lo que menos había ayer era pereza. La buena energía y las ganas de pasarlo bien se hicieron presentes en el Parque Obrero de Itagüí... y sobraron.
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