Quien haya pasado por alto lavarse los dientes una noche o tras un almuerzo que alce la mano. Seguro que, si se es honesto, debe haber bastantes extremidades estiradas hacia el cielo.
Olvidarlo una vez no es problema, pero una mala higiene bucal, además de causar problemas con el aliento, genera una de las enfermedades odontológicas más comunes: la placa bacteriana y el posterior sarro.
La primera es una capa blanda y pegajosa formada por bacterias. Se sitúa en las superficies exteriores de los dientes y en las orillas de las encías.
Lo segundo es una etapa posterior, pues la placa que no se retira se endurece, poniendo en riesgo, incluso, la permanencia de los dientes en la boca.
El odontólogo Gustavo Álvarez es enfático en recordar la importancia de cepillar los dientes.
"Lo hago con mis hijas todo el tiempo, recordándoles que lo deben hacer bien, porque no se trata solo de meterse el cepillo a la boca".
Álvarez sostiene que es muy común encontrar pacientes con problemas de placa, no porque no se laven los dientes, sino porque lo hacen mal.
Afirmación que respalda su colega, Jairo Ortega. "Es importante que la rutina diaria incluya el lavado de los dientes, pero que esto no se haga mecánicamente, porque entonces la limpieza se hará mal".
El otro problema es que la gente cree que es indispensable la crema de dientes, pero no es así.
"El cepillo, la seda o hilo dental y el agua son suficientes para remover las bacterias y azúcares que forman la capa incolora que denominamos placa", agrega Ortega.
Claro, es mejor si hay crema o si se usa enjuague bucal, pero insiste en que no es estrictamente necesario usarlos.
"Si un día, tras un almuerzo de trabajo, se da cuenta de que no tiene dentífrico, no importa, cepíllese para remover los residuos que quedan en la boca", aconseja este especialista.
Eso sí, si el asunto no se trata a tiempo, solo el odontólogo, con sus herramientas, podrá retirar la placa que se forme.Cómo prevenirlo
Claro, hay alimentos que favorecen la aparición de la placa, especialmente los almidones y los azúcares, así como las golosinas pegajosas, como las frunas o los turrones que se quedan en las muelas.
"Es difícil decirle a un niño que no coma este tipo de dulces. Incluso es complicado decírselo a un adulto. Pero lo cierto del caso es que es mejor no comerlos, porque tienen la facilidad de dejar residuos adheridos a las caras de los dientes, o entre estos", agrega Álvarez.
Por eso, dice, es importante agregar a la rutina la seda o hilo dental.
Cómo detectarla
Casi todos los humanos tienen algún grado de placa. Si usa una pastilla reveladora, de esas que marcan dónde está pegada, podrá eliminarla con mayor facilidad.
Ahora, si con frecuencia se le irritan las encías o se le inflaman (gingivitis), es importante que controle mejor la limpieza de su boca, porque puede que la placa se esté empezando a convertirse en sarro.
Recuerde, además, cambiar su cepillo de dientes cada tres meses, para que éste no pierda eficacia en su función.
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