En estos días han circulado profusamente en la prensa dos noticias relacionadas con las actividades agropecuarias. Una primera tiene que ver con el alza en los precios internos del arroz y la otra con una nueva contribución o impuesto a la leche. Ambas noticias, aunque aisladas en su origen y características, comparten algunos elementos en común.
Un primer elemento en común es que ambas situaciones afectan el consumo y el bienestar de los colombianos. En el caso del arroz, es evidente que el bolsillo de los consumidores se ve seriamente afectado porque una situación de aparente especulación y retención de inventarios, como lo afirma el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, tiene como efecto el incremento exagerado de los precios al consumidor.
Los beneficiados con esta situación no sólo son los productores que lograron comercializar sus cosechas a altos precios sino los especuladores que, seguramente aprovechando la situación de altos precios y baja oferta que se presenta en los mercados internacionales, acumulan inventarios con el fin de hacer ganancias extraordinarias. Aunque con la leche no se materializó decisión oficial alguna respecto a la posible contribución que se le quería imponer a la industria procesadora, su efecto inmediato habría sido el aumento del precio de la leche al consumidor en igual proporción al impuesto sugerido.
El segundo elemento que se comparte es que los principales beneficiarios de las medidas son los productores agropecuarios de arroz y leche. Durante lo corrido del presente año, el precio del arroz al consumidor ha crecido de manera exagerada, casi 60% entre los meses de enero y julio, mes éste en el que se presentó el pico de precios al consumidor, luego de que durante el año 2007 dicho precio no presentó variación alguna. En el caso de la leche, lo que se observa es un crecimiento continuo, desde 2007, del precio de la leche al consumidor; dicho incremento es superior al ritmo de inflación total.
Un tercer elemento en común es que en ambas situaciones las políticas sectoriales buscan beneficiar única y exclusivamente a los productores agropecuarios. Los aumentos en los precios del arroz durante los primeros meses del presente año, y mientras salía la cosecha nacional, son el resultado de la decisión de no permitir las importaciones del cereal durante dicho período.
En el caso de la leche, lo que se pretendía era imponerle un gravamen o contribución a la industria procesadora, sin sacrificio alguno por parte de los ganaderos, para conseguir solucionar el problema de exceso de producción de leche que se presenta actualmente en el país y que, evidentemente y de no encontrar pronta solución, afectará el ingreso de los productores agropecuarios de leche.
Un cuarto elemento es que, con las consecuencias que dichas medidas han tenido sobre la inflación, en el caso del arroz, y eventualmente sobre este indicador en el caso de haberse implementado la medida propuesta por Fedegan, ahora quiere presentársele al país, al reversarse las medidas de control de importaciones de arroz y de rechazo al gravamen a la leche, una imagen de preocupación e interés por los efectos negativos que las anteriores decisiones han tenido sobre los ingresos de los consumidores y, en especial, los de los grupos más vulnerables de la sociedad colombiana.
Todo esto pone de presente, de nuevo, que las actuaciones de política que quieren responder exclusivamente a situaciones de coyuntura y a la solución de problemas particulares dejando de lado objetivos más amplios y de beneficio general, terminan fortaleciendo las asimetrías e inequidades que hay y que favorecen, siempre, a los productores agropecuarios a costa de los consumidores y, en particular, a los de más bajos ingresos.
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