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EL ENCARGO INEVITABLE

En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • “El pensamiento es crítico solo cuando moviliza a la acción”, Alicia Valdés
  • “El pensamiento es crítico solo cuando moviliza a la acción”, Alicia Valdés
Edición del mes | PUBLICADO EL 13 octubre 2024

“El pensamiento es crítico solo cuando moviliza a la acción”, Alicia Valdés

La politóloga y doctora en Humanidades española,

Alicia Valdés, estuvo en Medellín a propósito del lanzamiento de su libro. Política del Malestar,

por qué no deseamos alternativas al presente.

Por Sara Kapkin

¿Por qué es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo? Porque el fin del mundo ya lo hemos visto –en películas, libros y todos los días de a poquito en las noticias–, pero el fin del capitalismo no lo deseamos.

Ese es el punto (la trampa): el deseo.

Eso es lo que dice Alicia Valdés –politóloga y doctora en humanidades–, en el libro que acaba de lanzar, Política del Malestar, por qué no deseamos alternativas al presente. Que no es tanto que no podamos imaginar alternativas al capitalismo, es que no podemos desearlas. Cada alternativa que se presenta se tacha de indeseable, porque el capitalismo, como forma de producción y organización de la vida, construye sujetos y discursos y por ahí nos va diciendo que es lo deseable y lo que no.

“¿Qué es lo deseable? Aquello que triunfa en un sistema que no pone arriba los cuidados (...) sino un chaval con traje que vende cripto-monedas y que probablemente sea una persona bastante deleznable porque lo que estamos considerando ideal es una persona cruel, egoísta, capaz de sobrevivir en un sistema que necesariamente tiene que destruir la vida de la mayoría para que la vida de la minoría sea algo que tú siempre quieras tener. Esa es la gran trampa del capitalismo, que nos dice que en algún momento nosotras seremos las que estemos arriba y esa promesa nos parece tan interesante, tan deseable, tan buena que somos capaces de no imaginar alternativas con tal de pensar que un día tu vas a poder ser esa persona (...) Que sucede que siento que no estamos teniendo mucha conversación precisamente sobre el deseo”, dijo Valdés, en la charla que dio en Medellín, a propósito del lanzamiento del libro.

Allí propone una lectura de lo político a través del psicoanálisis, buscando explicar lo que la lógica y la razón no pueden.

–Son ideas que vengo trabajando hace años. Cuando empecé con la tesis doctoral, que tiene que ver con cómo construimos subjetividades en política, sentía que los marcos teóricos en los que estaba trabajando se me quedaban cortos porque están todos muy basados en la lógica, en la razón, la voluntad y el yo, y mi sensación era que la mayoría de las cosas no las hacemos por voluntad. No podemos explicar a través de las condiciones materiales ni de la lógica de la razón el triunfo de Milei o Trump. Si una sociedad es básicamente clase obrera ¿porque está ganando la derecha? Precisamente el inconsciente, el deseo y los afectos son los tres elementos que creo que tenemos que mirar. El psicoanálisis nos da las herramientas para poder empezar a pensar las cosas desde una perspectiva que nos puede alumbrar mucho.

Eso es justamente lo que hace el libro, alumbra. Pone otras luces sobre un escenario que ya hemos visto, entonces lo vemos distinto, mejor. Sobre todo porque el libro está escrito de la forma más sencilla posible, poniendo lo teórico en lo cotidiano, así quien lee puede identificar la ruta de su propio malestar, entendiendo cómo el capitalismo se traduce en la vida y nos afecta. El malestar es inevitable, incluso para aquellos que están triunfando.

–Una de las cosas que ha hecho que este libro tenga esa forma es precisamente las conversaciones sobre el malestar que tengo con mis amigas y con la gente que me rodea, porque esto antes era más un murmullo, y ahora es un grito desgarrado porque esta promesa que se nos había hecho está muy rota. Nos dijeron que si estudiábamos, trabajábamos y nos portábamos todas bien íbamos a tener un futuro fantástico y lo que estamos viendo es que no es así, que las condiciones materiales a las que nos estamos acercando siguen siendo igual de precarias independientemente de cuánto esfuerzo hagamos, y ahí entra en juego una cosa que se llama el optimismo cruel.

–¿Qué es?

–Es ser tan optimista, hasta que el optimismo se convierte en crueldad contigo misma porque al final te terminas explotando y forzando a ti misma a tener determinadas costumbres o hábitos, porque se supone que en algún momento todo ese esfuerzo va a tener una recompensa y lo que estamos viendo es que no es así.

–Pero no es tan fácil verlo, porque ahora todo parece tan probable...

–Claro, es que tenemos esta idea del si quieres puedes, que es una idea absolutamente terrible, y si no estas pudiendo es porque realmente no quieres. Pero la capacidad que nosotros tenemos de alcanzar algo no depende la voluntad que le pongamos, entonces es un relato muy peligroso porque lo que hace es poner la culpa, la carga y la responsabilidad en el sujeto y eliminar cualquier otro tipo de elemento que tenemos para el análisis.

–Casi que estamos obligados a ser optimista, tenemos que querer...

–Pero ¿qué pasa si no quiero? Esa es una idea que trato en el libro y tiene que ver precisamente con qué margen tenemos para desear otras cosas, para imaginar otras cosas.

Política del Malestar, por qué no deseamos alternativas al presente habla de la imaginación, del deseo, del inconsciente, del goce, del displacer, de la identidad y la subjetividad, de la realidad política y los discursos, de los medios de comunicación y su injerencia en cómo percibimos la realidad, de poder, de psiquiatría, farmacologización, emociones, malestares, trastornos, y emociones transformadas en trastornos.

Pasa por todo eso que pensamos, intuimos y conversamos, a veces sin entender muy bien, porque hay palabras que se repiten tanto, a veces para decir cosas tan distintas, que pierden significado, y el libro se los devuelve. Pero no solo describe y analiza, sino que propone.

–Una de las cosas que yo me planteo como una persona que tiene su militancia y su activismo es que el pensamiento es crítico solo cuando moviliza a la acción. Entonces intento lanzar una serie de elementos de cómo pueden ser esas alternativas que yo creo que ya están sucediendo, porque las alternativas no tienen que ir hacia el todo absoluto, no tiene sentido, no vamos a poder derrocar determinados poderes de la noche a la mañana y muchas veces ni nos tenemos que plantear eso como objetivo, pero eso no hace menos válida nuestra acción. Yo creo que tenemos que ser un poquito más amables con nosotras y los objetivos que nos ponemos.

Es lo que ella llama el No-todo.

“La política del no-todo traslada la acción y sus efectos al presente. No se trata pues de pensar en el fin del capitalismo o en una alternativa de futuro, lo que hay que hacer es actuar ya de manera diferente. El no-todo propone, en este sentido, la construcción de alternativas en el presente, aunque estas no se dirijan a la totalidad a corto o mediano plazo. No importa el horizonte lejano porque no tiene sentido seguir esperando a que se den las condiciones perfectas. La política del no-todo no depende de ellas para operar”, escribió Valdés.

Es como un juego de Jenga, cada uno va sacando de la estructura la ficha que puede y la reacomoda y sigue, hasta que todo se viene abajo.

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