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En este número nos embarcamos a explorar la forma en que miramos la política, casi siempre como un duelo entre izquierda y derecha, y cómo está cambiando la geopolítica del poder global. Y nos preguntamos por nuestras relaciones con los animales, al tiempo que reflexionamos sobre las representaciones de series como Griselda, el cine hecho por mujeres y los nuevos espacios para el arte que se abren en Medellín.

  • ¿Cómo es escribir literatura infantil?
  • ¿Cómo es escribir literatura infantil?
Edición del mes | PUBLICADO EL 08 febrero 2025

¿Cómo es escribir literatura infantil?

Apuntes sobre los prejuicios que rodean a la literatura infantil, muchas veces tenido como hermana menor de “las grandes novelas para adultos”.

Por Carlos Agudelo Montoya

—¿Y vos qué hacés? —Escribo. Y uno sabe —porque se aprende pregunta a pregunta— que esa única palabra no es suficiente.

—¿Qué escribes?

Ahí es común que dude un momento. Podría decir “Literatura”, que es el concepto amplio que engloba bien mis intereses creativos. Solo que seguiría otra pregunta —qué tipo de literatura— e incluso, dependiendo de con quien se esté conversando, una disertación sobre lo qué es o no literatura.

—Narrativa y ensayo —respondo—. Novelas, cuentos, crónicas, ensayos literarios... y literatura infantil —complemento.

Me gusta dejar para el final de la “lista” la Literatura Infantil, esa que escribo para que me lean desde los lectores más pequeños —ese desde no tiene un hasta que lo complemente, porque la Literatura Infantil no tiene un límite de edad lectora— por dos razones: la primera, y principal, es el amor que le tengo a la palabra que se hace literatura y permite la creación y fortalecimiento de los lectores; y la segunda, la curiosidad que me genera las reacciones humanas.

—Ah, escribes para niños, entonces.

—Sí... también.

***

El campo de la literatura que se publica pensando en los niños y jóvenes ha ganado un gran terreno en los últimos sesenta años. Recordemos que el siglo XX fue la época en la que se potenció la búsqueda de Derechos Humanos, entre ellos el brindarles a los niños el espacio adecuado para su formación, sin exponerlos al trabajo, especialmente, y acompañarlos de mejor manera durante su crecimiento. Allí encaja perfecto el aumento de publicación de libros enfocados en mostrar y acompañar la formación humana y lectora de niños y jóvenes.

La literatura es ante todo un arte, en su caso que utiliza el lenguaje para ser trasmitida; no obstante, algunas de las herramientas y técnicas literarias se han usado para otros fines diferentes a la simple función de brindar una experiencia estética. Es así como se confundió en su momento a los libros de la Nueva Era —superación personal— con literatura, ya que usan la narración como recurso principal para trasmitir sus mensajes. Igual ha pasado con algunos libros dirigidos para niños, niñas y jóvenes, que sí son obras escritas, pero no son literatura. Es decir, no está mal que se escriba todo tipo de libros, es solo que no todo lo que usa la palabra escrita es literatura, así como no todo sonido es música.

***

—¿Cuál es tu propósito cuando escribes libros para niños?

—Narrar una historia.

—¿Qué quieres enseñarles?

—Toda obra literaria tiene un propósito que va más allá de lo que se narra, por ejemplo, una novela como Cien años de soledad no solo desea narrar la vida de la familia Buendía y aquellos que los rodearon, también es una oportunidad para mostrar la incapacidad humana para amar, el papel de la casa (un hogar) para la familia, las relaciones familiares... incluso hasta podría leerse como una denuncia social frente a hechos que se buscaron callar o tergiversar. Lo que pasa es que solo García Márquez sabe cuáles eran los propósitos que acompañaban su intención de narrar y somos los lectores los que le ponemos, desde nuestras visiones de mundo, uno u o

tro análisis. Pasa igual con la literatura infantil, porque si le quitas el apellido, es ante todo Literatura.

—¿Cómo es eso de que es ante todo literatura?

—Sí, la Literatura es arte por la forma en cómo usa el lenguaje y las técnicas literarias, no por lo que dice. En Literatura lo importante es el cómo y no el qué. Entonces, la literatura no pretende enseñar ni educar, solo debería ser una experiencia estética.

—Pero hay libros que enseñan cosas...

—Claro que sí, pero, si es literatura, ese no debe ser su propósito principal. Mira, el lenguaje tiene dos funciones principales, la comunicativa y la estética, en la Literatura debe prevalecer la estética, el cómo se escribe, sobre la comunicativa, lo que se quiere decir. Otra cosa es si el lector toma de una obra literaria algo para aprender y aplicarlo en su vida; es muy posible que muchos lo hayamos hecho, pero esto se debe que ante la situación que viva un personaje nos sintamos reflejados y tomemos las decisiones de actuar parecido a como lo hizo él o ella. Diferente, muy diferente, es que el libro que estés leyendo te esté dando fórmulas para comportarte en sociedad. Entonces, la literatura infantil no pretende enseñar nada, ni está escrita para eso, aunque sí puede ser usada como parte de la educación de un niño o una niña.

—Entonces, sí educa.

—Igual a como lo puede hacer la contemplación de una obra pictórica como Las Meninas o la asistencia a un concierto de jazz.

***

Cuando la Literatura Infantil se desmarcó del papel pedagógico y didáctico que desearon endilgarle, se convirtió en un espacio empático con los lectores. Por ello Hans Christian Andersen es considero el padre de la Literatura Infantil, en lugar de darle ese honor a Perrault, La Fontaine o los Hermanos Grimm. Andersen no tuvo intenciones educativas con sus obras, solo escribió buenas historias. Aunque el mismo Andersen llegó a desvalorar su trabajo, no porque lo considerara malo, si no menor, él soñaba con ser dramaturgo y alcanzar reconocimiento como tal, pero trascendió gracias a que escribió “El soldadito de plomo”, “La vendedora de cerillas”, “El patito feo” y muchos otros cuentos que los niños adoptaron con entusiasmo.

Las clasificaciones o categorizaciones son una especie de vicio humano —por no nombrarlas “necesidad”— que facilitan el acceso a los recursos o a la comprensión. La literatura no escapó ni escapará de tener todo tipo de categorías, pero en el caso de la literatura, me gusta verla como un apoyo que le facilita al lector el acceso a obras de su interés; no obstante, debe ser el mismo lector quien vea más allá de las etiquetas. Drácula, por ejemplo, podría estar en la sección Terror en una biblioteca o en la de literatura gótica en una librería, pero también podría estar en la parte de Literatura Romántica (de amor) o de Obras Epistolares, es solo que quien clasifica lo ubica donde mejor le parezca.

A mí me gusta que los niños reconozcan que en las bibliotecas hay espacios pensados especialmente para ellos, así pueden dirigirse allí y encontrar obras con las que logren empatizar. Pero sueño con una forma de ordenar la literatura más humana, enfocada en intereses o temáticas, así en una sección dedicada a la muerte estén obras como Lo que no tiene nombre y Mi amigo el pintor compartiendo stand, porque las dos hablan del tema y cómo sus protagonistas procesan la muerte de un ser querido. Ante todo, porque la edad lectora —esa edad que tenemos los lectores y va cambiando con las lecturas y la vida— no es igual que la edad cronológica ni la psicológica, y no sabes cómo podría una persona identificarse con una u otra obra literaria. ***

—¿Temes que te clasifiquen como autor infantil?

—No. Nunca pensé en eso.

—Pero podría ser un riesgo si deseas publicar libros para que te lean los adultos.

—Los adultos también pueden leer Literatura Infantil. Aunque comprendo lo que dices. Voy a compartirte una situación para darme a entender. Hace un tiempo una amiga me contó que estaba escribiendo una novela infantil. Le dije que me la compartiera, que con gusto le hacía comentarios y podría orientarla a quién enviarla, si era buena. Su respuesta me decepcionó un poco, pero no está lejos de la realidad. “Pero después, primero quiero publicar una novela para adultos, no quiero que me encasillen”, me dijo—¿Qué le dijiste?

—Decidí no discutir al respecto. Aunque no estoy de acuerdo con ella, es solo que ese temor que manifestó solo se comprende desde su forma de ver la Literatura. Sí me entristeció reconocer ese prejuicio en ella, una mujer que ha trabajado durante años en la formación de lectores de todas las edades. Yo llegué a la literatura infantil en mi adultez y la considero un tipo de escritura retadora, pero en el mismo sentido que te impone cualquier apuesta creativa. En parte es adentrarse en el punto de vista de acuerdo a la situación que desea narrarse. Margarite Yourcenar lo hizo en la mente del Emperador Adriano, Paul Auster en la de un perro... un escritor de literatura infantil lo hace en cualquier persona, sea adulto o niño, pero debe encontrar el lenguaje para ser comprendido por un lector que está reconociendo el mundo y la vida. Y eso lo entendí desde que asumí mi formación como escritor.

—Perdió, entonces, la oportunidad de mostrarle eso a su amiga.

—Sí, pero lo bueno de la palabra es que siempre regresa. Esta conversación con vos podría leerla ella.

—En ese caso, ¿qué le dirías?

—Bueno, no solo a ella, a todos los que desean escribir, sea Literatura Infantil o cualquier obra literaria. La única literatura menor es la que está mal escrita, la buena literatura trasciende clasificaciones y llega al lector que la necesita. Ah, y que lo que importa en realidad es la escritura, la obra que se va creando, uno como escritor igual se va a morir en algún momento, y lo único que quedará son los libros, y ellos tendrán que defenderse solos, siempre.

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