viernes
7 y 9
7 y 9
En la hoja de vida de Diego Reinhold figura que es actor, comediante y presentador, tres facetas en las que ha sobresalido y ha dejado su sello personal.
Precisamente, su rol de humorista lo tiene de nuevo en Medellín –es la cuarta vez que visita la ciudad–, en esta ocasión como uno de los invitados internacionales a Comedy City Vol. 4, que justamente comienza esta noche.
Este argentino, de 45 años, nacido en Buenos Aires, estará en el Teatro Metropolitano durante este fin de semana con un espectáculo basado en la imagen, en el que interactúa con proyecciones en varias pantallas.
“Por suerte tengo unas rutinas que son muy universales, porque trabajo con base a unas pantallas y hago unos números musicales en los que interactúo con imágenes, en las que entro y salgo de escena, tiene que ver más con lo físico que con la palabra, aunque también voy a probar unas rutinas”, así define su show, al hablar que a diferencia de otros comediantes, en especial los que hacen Stand Up Comedy, su espectáculo se adapta con facilidad a distintos públicos.
Cambios en el humor
Reinhold es consciente de que el humor en los últimos años ha cambiado bastante y que muchas veces las presiones sociales, en especial a la hora de abordar temas como la sexualidad o racismo, ha llevado a muchos comediantes a autocensurarse.
Opina que hay que estar abierto a los cambios y que a la vez hay que reírse de lo que está pasando, que se puede hacer humor de esas cosas que supuestamente no se pueden decir. “Sí estamos muy asombrados de las transformaciones que están pasando y me pregunto cómo vamos a salir de ahí...”.
Muy cercano al trabajo de Carlos Mario Gallego (Mico), de Tola y Maruja, Diego comenta que cada vez viene a Medellín se sorprende por la cantidad de comediantes que surgen en la ciudad, en diferentes géneros y estilos, que según su palabras, la convierten en un referente mundial a la hora de hablar de humor.
Aunque no conoce de cerca a muchos de los invitados de Comedy City destaca la variedad de géneros presentes, la duración del encuentro y la cantidad de artistas en escena.
“En ese sentido es un placer estar acá porque uno va conociendo otras posibilidades, yo llego acá y aprendo un montón, siento admiración por la cultura antioqueña”.
Pese a la experiencia que tiene, tanto en los escenarios como frente a las cámaras, reconoce que los momentos previos a cada función son “espantosos”, una sensación que paradójicamente –una vez comienza su rutina– se convierte en un espacio de placer, de risas y entretenimiento.
Diego regresará el lunes a Argentina para seguir adelante con su show unipersonal, que ha tenido que transformar un poco, volverlo “más chico y portátil”, debido a la difícil situación económica que vive su país. Por ahora se le puede ver, y reír con él, en Medellín.