Salió de Bélgica a las 3:00 de la mañana bajo una temperatura de menos cinco grados y después de un viaje de 20 horas ya estaba entrenando en Medellín que registraba, ayer antes del medio día, unos 25 grados.
Valentín Nicolás Viola quiere ponerse a tono lo antes posible en el DIM y según el médico José Fernando Arango, en menos de una semana estará listo para competir. Viene de jugar dos encuentros amistosos con el Royal Mouscron-Péruwelz de Bélgica, con el que actuó año y medio, y marcó “tres o cuatro goles”.
Al nuevo integrante del Poderoso se le nota el compromiso. Luego de los exámenes médicos se fue para Sofasa, atendió a los periodistas y tuvo el primer contacto con el grupo. Le dieron el uniforme con el número 13 y realizó un trabajo físico con el preparador Lucas Vivas.
“Soy un delantero rápido, fuerte, que no da balón por perdido y que le gusta el gol”, dijo este hombre que siendo muy chico, a los 20 años, dejó el Racing de Argentina para irse al Sporting de Portugal.
Al ser indagado por la cantidad de anotaciones que promete por torneo, señaló que no se pone metas en ese sentido. “Solo pienso en rendir, en aportarle al equipo y en ayudar a hacer goles. Vine a darlo todo, a transpirar la camiseta y contribuir con una buena campaña, aunque soy consciente de que los delanteros vivimos y necesitamos el gol”.
El entrenador Luis Zubeldía, quien lo dirigió en Racing y lo recomendó para el Equipo del Pueblo, busca con él darle más velocidad al equipo. Valentín aseguró que, aunque puede desempeñarse en cualquier posición de la delantera, se siente más cómodo jugando atrás del nueve.
Esto explica, como lo ratifican las estadísticas, que no es un goleador nato. Según sus cuentas ha marcado 22 goles en las ligas de Argentina, Portugal, Turquía y Bélgica. Es más surtidor que definidor. “Me gusta anotar, gambetear y si no puedo hacer goles, me gusta asistirlos”.
A esta ciudad solo había venido una vez con Racing a unos amistosos. Pero las recomendaciones que le dio Matías Cahais, exjugador escarlata, le bastaron para aceptar el ofrecimiento. “Él y otros compañeros me dijeron que era un lindo lugar, con gente muy cálida y alegre, y que el Medellín es un club importante, que siempre pelea los torneos y tiene una hinchada grande”.
Esos argumentos, además de conocer a Zubeldía y de tener la vitrina de la Copa Libertadores, lo motivaron para firmar con el Poderoso.
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